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VENUS – SOPHIA

Sophia, pintada por Nicolas Roerich.

 

Las asociaciones de  Venus a Sophia provienen del mundo remoto del mediterraneo Oriental. Venus como Afrodita es un referente claramente romano adaptado de la cultura griega, pero habría que remontarse al terriorio alejandrino del gnosticismo para establecer de forma clara que tipo de concepto se manifiesta a través de «Sophia», la sabiduría, un vínculo perdido con el conocimiento que el ser humano guarda dentro de sí mismo y que está vinculado con la exploración y conexión con las distintas capas de cebolla que operan dentro de su percepción y codificación genética. Pudiera parecer un tema marginal del pasado, pero como tantas cosas, no lo es, sino que determina la aproximación a una serie de simbolismos que desde la óptica del presente son entendidos desde una generalidad y no desde el detalle que creo que merecen. Comenzemos.

Eósforo y Héspero por Evelyn De Morgan (1881).  (*)

 

Como los sueños a medio recordar, algunas imágenes nos evocan un enigma a resolver, una secuencia de aspectos que la afinación perceptiva trata de enfocar en el transcurso de su existencia, como si tuvieramos la imagen reflejada en un estanque del que solo podemos ver ondas despues de que haya sido arrojada una piedra («la caida en la materia») y tenemos que esperar a que el agua se calme para comprender dicha imagen en su totalidad. En este cuadro vemos dos personajes, uno es Fósforo (Eósforo) y otro Héspero, dicho así es posible que no evoquen nada particular, pero en esencia representan a la estrella Venus. Sin embargo, dos aspectos cualitativos clave de la codificación astronómica de cómo la estrella Venus se aparece en el horizonte. Esto no ha sido atendido por la tradición de los estudios de la antropología de la religión, y creo que también ha dado lugar a confusión dentro de todo tipo de organizaciones que de alguna u otra manera se asocian a los simbolismos de «Venus».

«La estrella de la mañana» es la forma que tiene Venus, en ciertos momentos del año de aparecer antes de que nazca el Sol en el horizonte, es decir, nace por el Este, un poco antes que el mismo, en el cuadro de Evelyn de Morgan (*) es representado por el muchacho que porta la antorcha en vertical, aludiendo a un vinculo entre «cielo y tierra» es decir a Afrodita Urania, el muchacho mira hacia el Este viendo la estrella elevarse (la elevación del plano del espíritu). «La estrella de la tarde» es la estrella vespertina y se representa con la antorcha bajada y mirando hacia el sol de poniente, hacia occidente, viendo a la estrella caer hacia el horizonte. (la caida en la percepción y dimensión de lo matérico).

Acerca de «Venus» en el apocalipsis 22:16 podemos leer:

«Yo, Jesús, he enviado mi ángel para declarar todo esto a las iglesias. Yo soy el retoño que desciende de David. Soy la estrella brillante de la mañana.»

Poca duda cabe que la «estrella brillante de la mañana» es el Lucero del Alba,  es decir, Lucifer, «Portae Lucis» la estrella que se alza, la antorcha vertical que mira al Este y que precede a la salida del Sol. Para el común de los cristianos esta es una cuestión de conflicto interno, ¿cómo es posible que Jesus el Cristo se asocie a Lucifer? y sin embargo es necesaria que sea entendida en su dimensión simbólica más sincera, porque hay dos antorchas, dos cualidades de la estrella Venus por algo.  En este sentido ni son un Ying y Yang, ni juntos hacen un «todo».

Por lo común, es normal que al cristiano común dicha afirmación le cause perplejidad, sin embargo los textos de revelación, como el Apocalipsis, tienen una dimensión gnóstica innegable sobre todo por la codificación mistérica que transportan. El caso es que efectivamente, Lucifer, es entendido como «lo caido», pero esa es la cualidad de la «Estrella Vespertina» es decir, la «estrella brillante de la tarde» que está perdida en la materia,  únicamente en lo «carnal» (el problema es cuando lo matérico, lo visible, lo sensorial se considera lo único «real» en ese sentido nuestra sociedad de luces artificiales y de distracciones visuales es muy como «La estrella de la tarde»)  Sin embargo, el Cristo se asocia a su contrario, es decir a «la estrella de la mañana» que cualitativamente es la «antorcha dorada vertical«, no la plomiza de la tarde, es decir, la estrella de la mañana se alza hacia lo Celeste, hacia lo Uranio. Ese es el «Fósforo» , lo que enciende, en contraposición a «Héspero» que es la estrella de la tarde que se «apaga». Cristo en cambió,  sería un «portador de Luz» (de conocimiento al encuentro con la Sophia Celeste) que se alza, como «la estrella de la mañana».«Portae Lucis» por otro lado es una evocación a un trabajo con el árbol cabalístico, pero más allá de lo meramente hebreo, tomando en cuenta los contextos, sumerios, griegos y egipcios.

Manuscrito Cosmografico de Isidoro de Sevilla, siglo VI- VII. En el podemos ver la clara relación entre los nombres astronómicos y sus nombres en latín asociados. 

 

En ese sentido, en el texto gnóstico del «Pitis Sophia» aparecería una clave mucho más clara al respecto de porqué Jesús se asocia a la «Estrella de la Mañana» bajo las cualidades que estamos observando. Así pues el texto nos dice:

  • De nuevo, sus discípulos dijeron: Dinos claramente, ¿cómo bajaron de las invisibilidades, desde lo inmortal al mundo que muere?
    El perfecto Salvador dijo: El Hijo del Hombre estuvo de acuerdo con Sabiduría, su cónyuge y manifestó una gran luz andrógina. Su nombre masculino es denominado «Salvador, generador de todas las cosas». Su nombre femenino es denominado «Sabiduría totalmente generadora». Algunos la llaman, sin embargo, «Fe»

Como vemos, la dimesión de «Sabiduría» es algo que se muestra como clave en el vínculo que el Cristo establece con su «transfiguración», que equivaldría al «Antropos Uranios» (es decir al «Ser humano celeste o en síncronía con el Cosmos»), como indicaría Filón de Alejandría en el siglo I, cercano al  tiempo donde el texto del «Pitis Sophia» fue compuesto; pero luego, Ireneo de Lyon tuvo muchos quebraderos de cabeza acerca de que conceptos mantener dentro de los textos canónicos y cuales fuera, en ese sentido el propio Ireneo se antecedió al fenómeno del «Concilio de Nicea» en la selección de los textos «legítimos» o «canónicos».

Si bien «la estrella de la mañana» pudiera ser interpretada también como «Sirio», es decir, «Isis» en el contexto de la cultura antigua egipcia, no tiene mucho sentido esta asociación dentro de una frase que se refiere al linaje hebreo como «Yo soy el retoño que desciende de David. Soy la estrella brillante de la mañana.» Por otro lado tenemos la referencia al contexto de que el símbolo de Venus se repite dentro de la herencia mistérica cristiana, y que es en Diciembre cuando Venus aparece en el Este como el símbolo del Sol que remonta hacia los dias más luminosos, mientras que Sirio tiene su «orto eliáco» el dia 25 de Julio, cuando el Sol ya ha comenzado a acortar su mayor ciclo durante el dia y va en detrimento. Tiene mucho sentido que de forma mistérica como sucede en el Pitis Sophia se vincule a la «Sabiduría» más que a «Isis» como esposa de Osiris, aun cuando María sea un arquetipo que ha sido vinculado tanto a Isis como a Venus, aunque es posible como indica el texto de Pitis Sophia que sean dos nombres, el de Sophia y Salvador, que se refieran a lo mismo, es decir, Gnosis y Soter, Venus y Sirio.

 

La herecia sumeria del símbolo de Venus y su relación con «Sophia» o Sabiduría. 

Sello cilíndrico G-Sum29: Ur III (datado hacia el 2000 a.C.)

Otra forma de la representación de la estrella de Isthar. Época del Rey Melishipak I (1186–1172 a.C.),

 

Pudiera sorprender que el vínculo ancestral de la diosa sumeria Isthar es la que corresponde con la estrella Venus. En este sello, el símbolo de «ocho radios» metido en un círculo es el que corresponde a la mención sagrada de la diosa, cuyo símbolo era precisamente el de la estrella de ocho puntas. La propia Isthar tuvo la dualidad de «la estrella de la Mañana y la estrella de la tarde» , por un lado consiguió los «códigos de los Me» para los seres humanos, la autoconsciencia, pero por otro tenia la sombra de la «estrella de la tarde» que la perdía en sus pasiones y ambición, tanto que quiso conquistar el inframundo, con consecuencias fatídicas para ella y también para el ciclo de la vida. En todo caso, su mito habla de una «redención» y «aprendizaje», a través de su «resurrección» con el «agua de vida».

Parece que no por casualidad la estrella de Lakshmi en la India o la asociada a la Virgen Maria haya quedado vinculada de forma icónica a esta memoria ancestral. Por ello cuando Jesús en el apocalipsis hace esta mención, no debería sorprendernos que se vinculara a estos misterios ancestrales del mediterraneo oriental.

El propio nombre de ΙΧΘΥΣ que significa «pez» en alusión a «Cristo», está vinculado al diagrama del círculo dividido en ocho partes, al igual que el sello sumerio observado. Esto está grabado en el templo de Artemisa en Éfeso. A este respecto cada letra significa una palabra creando una frase: Iēsûs – Khrístos -Theû -Hyiós – Sotḗr ‘Jesucristo Hijo de Dios Salvador’, aquí lo llamativo es que «Soter» es como también llamaban los griegos a Sirio, es decir «Isis» y de alguna forma este tipo de geometría pasó a la iconografía de la Virgen, que aun refiriéndose a «Soter», tiene la estructura geométrica e iconografica de la estrella de Isthar, y de Anu el dios celeste sumerio.

 

Cuadro de «La Sacra Conversacione» por Piero de la Francesca. Francisco Martín Casalderrey realizó la reconstrucción matemática y geométrica de la alfombra en la que podemos ver la estrella de ocho puntas asociada a la Virgen. Se destaca también «la concha» como una evocación a «Afrodita», pero también al «Mar» y al «Pez crístico». 

 

Para seguir desentralazando la cuestión, en un contexto de iniciación, es conocido el viaje de Innana o Isthar al inframundo donde muere y vuelve a nacer tras depojarse de siete velos o vestimentas. Dado que la substituye Dumuzi, su amante, así comienzan los ciclos de primavera, verano, otoño, invierno, lo que más tarde se conocerán como los cultos a Demeter, Ceres o Cibeles. En algún otro artículo ya he mencionado esos misterios dan muestra de estar relacionados con la tradición de Melchisedec acerca de la consagración de el pan y el vino, es decir el culto de las semillas vinculadas al «Árbol de la Vida». El propio sello de Melchisedec fue el siguiente:

Símbolo de Melchisedec en la Iglesia cristiana de Khirbet cerca de Jerusalem

 

Iglesia de Raneva en Italia.

El símbolo de Melchisedec aparece representado en la mesa. 

Como vemos la asociación al símbolo de las «ocho puntas» se mantiene, dentro del contexto de lo semítico en la transmisión simbólica es conveniente buscar la trazabilidad de una cultura a otra. Sabemos que Abraham era de Ur, una ciudad sumeria, y que Melchisedec y él se conocieron. Es dificil entonces prescindir del contexto cultural para entender la simbología asociada, donde la semilla sacralizada y el vino, eleven la materia, que es alimento, a la conexión con lo divino entendida como «sustento» es decir, no solo somos materia, sino que por lo común necesitamos ser sostenidos con el proceso de transmutarla para ingerirla (con excepción de los frutos) y que esa esencia de lo divino, la vida, se sostenga en nosotros, entendiendo la misma como luz solidificada.

Desde este punto de vista, el androginato, es una relación de la materia (lo femenino) con lo celeste o uranio (lo masculino) que alude a la conexión entre Gea y Urano que fue cortada por Cronos o Saturno (debido al exceso de creación y generación de Urano de materia a través de Gea), la ruptura entre estos dos arquetipos hace que la materia esté en un «olvido de si», en su propio espejismo, la «Sophia caida» , el Lucero vespertino o estrella de la tarde, pero cuando es sublimada hacia el Este como «Estrella de la Mañana» es la Sophia «que se alza hacia lo celeste» recordando su enlace original. En el mundo cristiano esta quedó entendida como «un portal» en conexión con el «Cristo». Esa conexión, ese portal (Sophia),  bajo los términos de Platón debía llevar a la «psique» al «Hyper-uránion tópon» al lugar que está «Más allá de los cielos», es decir, más allá de la manifestación puramente matérica del universo, el lugar donde surgen las propias «ideas puras» (cuyo puente se encuentra en el texto del Timeo) y que en el Medievo fue concebido como el «Empireo» allí donde habita Dios mismo. Ni que decir tiene que la filosofía Platónica se basaba en la búsqueda del Bien y la vuelta al Uno.

La «Sapienza que emana da Dio» por Sano Di Pietro, pintura de  1471

Representación de Sophia en iglesia ortodoxa. Se destacan los siete pilares como eco de esas «siete vestimentas» de Innana.

 

En la tradición ortodoxa se entiende a «Hagia Sophia» como «Santa Sabiduría»  , aquí vemos a la propia Virgen a la izquierda de Sophia sosteniendo la estrella de «ocho puntas».

Al mismo tiempo en el Apocalipsis tenemos a la «mujer vestida de sol» donde algunas iconografías de los Beatos muestran con un «mandala de ocho puntas» como alegoría a ese parto celeste (la sabiduria) que enfrentará a la Bestia (la ignorancia).

Es entonces cuando «Héspero», la estrella Venus «caida de la tarde» se redime para convertirse en la «Estrella de la Mañana». Hespero tiene la etimologia de «Espera» o «Esperanza», como redención a través de la reminidiscencia de su condición original. El jardín de las «Hespérides» , que parecen por etimología hijas de Hespero, custodian las manzanas doradas, es ahí donde el héroe o la heroína ha de volver en su camino de retorno al Ser, pero lo ha de hacer con la energía de «la estrella de la mañana» o Fósforo, es decir, «encendido de luz», para llevar Luz que anuncia al Sol, el Logos primordial, y así remidir al Jardín de la Serpiente Ladón y que todo vuelva a ser Uno.

La cualidad del conocimiento de la «Estrella de la Mañana» es la geometría, la música, astronomía y aritmética,  (según Platón, Afrodita Urania, el amor celeste) lenguaje primordial que da luz a la «retórica, lógica y grámática» más propio de lo vespertino, pues sin la guía de lo primordial, nos quedamos perdidos en la estética de las apariencias producidas por el lenguaje, las sombras que caminan a ciegas chocándose contra las peredes y contra sí,  lanzándose sortilegios verborroicos. Acaso ese recuerdo, eco de lo celeste nos invita a  retornar al lenguaje de la luz, aquel que evoca a la propia esencia de la Natura, propia estructura divinizada de la Mater.

El «Zep – Tepi», el primer tiempo de los Egipcios configura una esfera primigenea que recuerda a los estadios de Mitosis celular, donde todo crece en «octavas» 1, 2, 4, 8… aqui vemos ocho figuras como esencia ese ritmo primordial de la esencia de la «Bios» , de vida en si misma.

 

 

*Nota: Este análisis es antropológico desde una perspectiva filosófica que se centra en textos existentes y en asociaciones que se establecen dentro de un contexto cultural e histórico determinado, es la forma en la que creo ciertos conceptos pueden aclararse y ser enfocados de forma constructiva.

David Iturregui, es escritor, músico y dibujante, es autor de este artículo y ya tiene disponible su última novela «El Alma del Mundo». 

IMAGINACIÓN Y CULTURA

Decia hace poco el filósofo estrella para ciertos sectores «elevados», Yuval Noah Harari, que los seres humanos no luchan por los recursos materiales o territoriales, sino por las narraciones, «las historias» que los seres humanos «imaginan en sus mentes». Una perspectiva hecha como introducción para un libro cuyo propósito es explicar a niños el porqué de los conflictos. Claro uno se pregunta donde queda el maquiavelismo político en esta ecuación, dado que parece que «imaginar» es el foco del problema, cuando no lo es. Harari pone el foco en que el problema es «la gente común» que «imagina cosas» cuando en realidad son los liderazgos tóxicos lo predominante en la creación de conflictos.

Pareciera que esta «imaginación» que Harari describe no proviene de ninguna parte o  la misma es creada de forma espontánea sin ninguna emanación previa, es decir, Harari nos muestra una «imaginación» que está separada del mecanismo de inercia cultural de repetición de ideas y chouvinismos que la mente consume dentro de su entorno tribalizado que llamamos «nación» o «país», lo cual no es así. La mente a la que se refiere Harari es una que está sujeta precisamente a la inercia de la ideas que son consumidas dentro de una cultura dada, las cuales pueden ser amplificadas con un mal liderazgo y de hecho condicionar la «imaginación natural». Pero eso no tiene nada que ver con la imaginación pura. Harari confunde «la mente cultural» o  «la mente inducida por decisiones jerárquicas» con la «imaginación» y son dos cosas cualitavamente distintas.

De hecho es la imaginación, liberada del yugo de la cultura,  lo que puede salvar a la mente de si misma o de la «ideocracia» generada por una cultura cuando está en conflicto con otra.  La imaginación activa es la usada (como un regalo de Atenea) por los escritores, los creadores, los artistas y filósofos para plantear un espejo que desmonte a la propia mente, como si esta fuera el propio escudo de Perseo en realidad es lo único que puede petrificar a la Medusa. La «imaginación» como puente hacia la intuición puede acercarse a verdades que se quieren ocultar, y que normalmente son ocultadas por el un fatídico liderazgo o las élites tóxicas. Lo que aparece primero como una intuición, aun no siendo infalible, más tarde puede ser perfectamente corroborado.

 

En el mundo griego aparecen tres estadios arquetípicos de «Mente». 

  • El primero es Cronos, al que Hesiodo en su Teogonía muestra como paranoico y con miedo a perder su poder, por eso en el mito devora a su propia descendencia. (eso es debido a la causa-efecto que estableció antes derrocando y castrando a su padre Urano)  Hesiodo le llama de «retorcida mente».

Cronos representado con su guadaña, alegoría del «tiempo lineal». 

 

  • El segundo es Zeus, de cuya cabeza o mente nace «Atenea», la virgen armada y sabia que sirve de consejo divino a los mortales, ella es el agente del «Nous» o mente cósmica que ayuda a los seres humanos a realizar sus labores aparentemente imposibles. Ella asiste a Ulises y a Perseo, entre otros.

De la cabeza de Zeus nace Atenea, le flanquea Apolo con su lira y señala a Perseo que porta el escudo Aegis. 

 

  • El tercer arquetipo es la destilación de Atenea en el plano del hierofante, Perseo dotado con el escudo del Aegis, que también se entiende como una armadura primordial hecha de piel de cabra (alusión al Vellocino de Oro o a la cabra Amaltea), el caso es que el Aegis como escudo hace que la Medusa se vea reflejada en el escudo de Perseo y este pueda descabezarla. Del cuerpo de la Medusa nacen Pegaso y el gigante Criasor (espada de oro). Es la naturaleza alada de Pegaso la que destila el potencial de aquel que ha petrificado al «falso yo» a la Medusa, la falsa narrativa de la mente, para poder iniciar el camino de retorno junto con Pegaso al jardín de las Hespérides, es decir, entrar de nuevo en el Jardín del Edén, puesto que contiene las manzanas áureas, la autoprogramación de la consciencia.  De ahí Perseo podrá derrotar a Ceto y establecer matrimonio con Andrómeda, lo celeste, dado que a su muerte Atenea le cede un lugar entre el cielo junto a Perseo.

Gustavo Moreau en su interpretación de Pegaso y el «poeta errante». 

 

Desde aquellos tiempos míticos, los artistas y los poetas entendieron a Pegaso como el potencial del vuelo de la imaginación que vuela en el Pneuma, en el campo del espíritu, para volver en su inspiración primordial al vórtice de la creación de lo real, el Jardín original, el principio mismo de la creación humana. Ese sería el lugar de «Aion» la deidad griega que cualitativamente se asoció al tiempo y que abarca pasado, presente y futuro, que posteriormente se asoció a los ciclos.

Ese lugar de núcleo de creación perceptiva para mí seria análogo al estado de Avalokiteshvara en el mundo hindú, donde el ego ya no se reconoce como su fragmentación en la narrativa cultural dada, sino que su percepción está directamente vinculada a la emanación del Nous, ese sería el retorno al Jardín Edénico, a las Hespérides más allá de esfera Astral sujetada por Atlas a la entrada de las Hesperides.

 

Avalokiteshvara, representado en la tradición tibetana.

 

Aunque el mundo Griego y el mundo Hindú paracen separados, se conocen los diversos intercambios que en el pasado se dieron entre ambos. No por casualidad el relámpago que Zeus sujeta es análogo al Vajra Hindú.

 

Es por ello, que la «imaginación» no es el problema, dado que la misma puede ser agente de revelación es también intuición como la que uso Julio Verne, Nikola Tesla o Gene Roddenberry, entre otros. El problema no es la imaginación sino la mente que no la utiliza ni la ve como virtud, ya que esta permite el vuelo alado más allá del propio laberinto al que somete la descripción de terrenal y la narrativa de la cultura para ir más allá de los espejismos producidos por la misma.

Simplificar el problema y decir que son «imaginaciones de la mente» las que crean los conflictos humanos es quitar responsabilidad a aquellos que utilizan la «psico-historia», la instrumentalización de la historia para justificar toda clase de actos deplorables. Pero no, la imaginación no es el problema, es lo sacro.

Por una imaginación que permita al ser humano crear su «sueño lúcido» hacia la Paz!

 

PSICO-HISTORIA

El término psico-historia fue acotado dentro de la trilogia de novelas de ciencia-ficción de Isaac Asimov. En estas novelas, Hari Seldon, es un psico-historiador que predice la caida del Imperio en el que vive. Más allá de la narrativa de la novela lo que propongo es relacionar el concepto de «Psico-historia» (actualmente activo y usado) con el de «dualidad» en la percepción y el campo del espiritu,

El personaje de «Hari Seldon» en la serie de «Fundación», basada en la novela de Isaac Asimov. 

 

A veces la «dualidad» no es espontánea, sino que es provocada, y lo es porque de la misma se puede predecir un beneficio mientras otros entran en conflicto. Por supuesto, la ética brilla por su ausencia, y cualquier clase de valores humanos.

En las manifestaciones también hay polaridad y proyección de polaridad hacia un «otro» que también se ve con el derecho a manifestar su punto de vista.

La mente y las emociones crean esta polaridad, pero muchas veces ese «pensamiento» no nace en el individuo sino que es inducido o conducido por el «pensamiento masa» que consume las interpretaciones de la «psico-historia» que es dada por sus gobernantes, sean de la cultura o nación que sean en estos dias.

Hay personas que buscan ser soberanas en su percepción, y que entienden ese principio de «dualidad», otras en cambio prefieren esperar a que les digan qué hacer y qué pensar.

La soberania de la percepción no es algo sencillo. Efectivamente la idea de «lo justo» se puede llevar por delante la belleza creada por otros en las justificaciónes de la «psico-historia».

Vandalización totalmente injustificada de la «Venus de Velazquez», fuera del contexto de las protestas contra el cambio climático, aunque la denuncia es justa, la acción no lo es. 

 

¿Donde está el término medio? ¿Pueden las manifestaciones que piden paz apoyar a un solo lado de una balanza? ¿no es más lógico pedir una via de reconciliación de dos partes, viendo donde las dos han sido heridas? Sobre todo cuando esas dos partes no solamente implican su propia paz, sino que son una llave a que se genere prosperidad más allá de ellas.

En vez de seguir rezando o sintiendonos afortunados de que el castillo de naipes no se haya venido abajo aún, ¿no sera mejor darle cimientos?

Esos cimientos solo existen más allá de la dualidad y de la polaridad, pero para eso el otro también ha de levantar su zapato de la espalda que pisa justificandose en su intepretación histórica-cultural.

¿Pero cual es el agente narrativo que crea la polaridad o la dualidad en el pensamiento masa? Las naciones justifican sus acciones en su intepretación de los acontecimientos históricos. Pero eso no es historia.

Eso es la Psico-historia.

 

La historia es de la musa «Clio», pero la «psico-historia» es de «Cronos», del tiempo lineal. De la ilusión de que de alguna forma conociendo «la historia» puede predecirse su futuro.

Los mejores historiadores de nuestro tiempo saben que eso no es posible, que la historia es un devenir que no es «controlable» ni «predecible».

Sin embargo, las élites de ciertos paises justifican sus acciones basandonse en la «psico-historia», de que alguna manera ellos pueden predecir qué sucederá con seguridad. Hasta pueden crearse ciertos acontecimientos para dirigir la «psico-historia» de con una dirección u otra. Por supuesto hay probabilidades de que si ocurre un acontecimiento le pueda seguir otro, pero eso depende la interpretación e intereses descriptivos del acontecimiento en sí. La cuestión es si estos son «espontáneos» como a veces se presentan o tienen otro contexto más complejo, es decir, se les dá una teleología, una dirección determinada a unos intereses.

¿Hay descripciones neutrales de la historia hoy en dia? No lo creo,  porque no hay psico-historia neutral.

Es todo un espejismo narrativo de la mente, y sobre todo de aquella que está relacionada con el maquivelismo del poder que quiere justificar sus acciones bajo estas perspectivas. Mientras los paises basen su «psico-historia» en una herramienta de «tablero de ajedrez» no habrá equilibrio sostenible a la larga posible.

De ahí que aunque la gente se manifieste forma parte involuntaria de la descripción de la «psico-historia» de un bando u otro.

La pregunta es ¿podremos salir del espejismos del bucle que la psico-historia nos crea con certezas de lo que ha futuro va a pasar?

Toda narrativa hoy en dia se está construyendo bajo esa premisa.

PORTAR LA ANTORCHA

 

«Sostener la antorcha», dicho concepto parace solamente atribuirse a los «juegos olímpicos», pero eso es una mera adaptación contemporánea. Si bien estos provienen de la misma Grecia, el simbolismo de la antorcha fue extraido de la tradición de los «Misterios Eleusinos», en particular del hijo de Semele, a su vez hija de Cadmo y Armonía, el cual realizaba la función de «portar la antorcha» (evocación también a Demeter buscando a Perséfone).  Aunque el simbolismo aparente se mantiene, no tiene nada que ver con lo competitivo , más bien lo contrario, es un eco de volver a reunir lo separado a través de la vía del corazón oculto en la raíz de lo humano. Se trataba de sostener una forma de «saber» en el tiempo, nada que ver con lo «olímpico» de la actualidad, era la evocación a una «chispa» divina olvidada, camuflada, perdida, dentro del Alma humana.

En el relato mítico, Cadmo y Armonía se convierten en serpientes, de su unión nacerán distintos hijos, entre ellos esta Semele, de cuyo nombre deriva la palabra «Semilla», «Seminal».

La cuestión es que Zeus gustaba de la mortal Semele, y Semele de Zeus,  pero Hera, pareja de Zeus, no podía aceptar esa atracción, como de costrumbre trazó un plan para que Semele fuera indirectamente castigada por atreverse a ser amante de su marido. Se hizo amiga de ella y Semele le contó de su relación, entonces Hera le sugirió que para estar segura de que Zeus era verdaderamente él se apareciera ante ella como realmente es en su plena potencia. A Semele le pareció razonable, cayendo en la trampa de Hera,  y eso le dijo a Zeus, aunque este insistió contestándole que no era una buena idea, y Zeus trató de aparecer ante la mortal en baja potencia conteniendo su poder, pero aun así el encuentro con la verdadera dimensión de Zeus fue terrible y Semele fue consumida por los rayos, tormentas en una visión incomprensible, inefable y fatal.

Metáfora que alude a que no siempre estamos preparados para ver y comprender ciertos misterios en su verdadera dimensión, sino que todo ha de suceder en un debido momento, no sea que se nos «cortocircuiten los plomos» o seamos absorbidos ante lo inefable sin poder constelar ni integrar ninguna clase de saber.

Semele envuelta en las llamas ante la visión de Zeus, consumida, muerta en el instante ante la verdadera presencia y manifestación del Dios.

Semele, observando la transformación de Zeus que le hará consumirse y morir.

Pero antes de morir Semele queda embarazada, cuyo feto es salvado por Zeus y nutrido de su mismo muslo. Dicho niño se llamará Zagreo, Iachus, o Yaco. Ese niño es que simbólicamente era representado en los Misterios Eleusinos como «el portador de la antorcha» que había de llevar desde una distancia de unos 30 km hasta el santuario, desde Atenas hasta Eleusis, como representación ritual. Es muy posible que en el mundo antiguo esta representación  fuera también asimilada con «Harpócrates», el niño del secreto de la antigua religión greco-egipcia, del que emanaba el mismo Verbo, que activaba el espíritu o el «Ka», hijo de Serapis e Isis en el culto sincretico de ambas religiones.

A ningún griego que apreciase y conociera su cultura no se le podría escapar la evocación a Prometeo, creando así una analogía directa entre Yaco o Iachus y aquel que roba el fuego a los dioses para otorgarle posibilidad de visión a los seres humanos. De hecho, en ciertas fuentes, Yaco o Zagreo es desmembrado por los Titanes,  con cierta evocación al mito de Osiris, solo se salva su corazón que es  custodiado por Apolo llevándolo a los bosques del Parnaso. Zeus fulmina a los Titanes mientras recoge el corazón de Yaco del Parnaso, de las cenizas de los Titanes mezcladas con los restos del niño nace la humanidad al introducir el corazón de Yaco de nuevo a Semele antes de ser consumida por la visión en plena potencia de Zeus. De ahí, de la herencia matérica de los Titanes y los restos de Yaco provendría la naturaleza de Caos y Orden mezclada en la pulsión de lo humano. A Yaco, por nacer, morir y renacer en Seleme, en tanto que avatar de un Dionisio niño se le entendia como «dos veces nacido».

Dicho epíteto el de «dos veces nacido» correspondia a los iniciados, los cuales habrían observado y participado en los Misterios Eleusinos dentro de una dramatización cósmica que tendría como objetivo desvelar los propios misterios del flujo que alimenta a todo lo vivo, dioses, animales, plantas y humanos… el misterio de «Zoe» y de «Bios», el misterio de la propia esencia de la vida, que se encuentra en toda «Semilla», en toda «Semele», esencia que Perséfone contendría en su aliento a la «Salida de la Luz del dia» y su encuentro con la esencia de Apolo, la Luz, Gea, la Tierra y las Náyades, ninfas que habitaban el agua dulce, las cuales activaban esencia de vida que hacia brotar de nuevo a la energia traida por Perséfone, teniendo «Aretusa» una especial distinción entre las mismas dentro de los Misterios.

Sin embargo, la esencia de «Bio» del impulso vital, no tenía porqué transportar «memoria», o «sabiduría» en los humanos por su mezcla matérica con el Caos de los Titanes, aunque para eso servía el encuentro con el misterio de lo «anímico», aquello que «anima» a la potencia de Gea, de Gaia, era la potencia que la fecunda, siendo los iniciados testigos del «hálito divino» o «el Pnuema», como respiración y exhalación «caliente» que sostiene el pulso de la propia vida de la que el humano participa. Pero el filósofo sabe, más allá de las enormes y potentes pulsiones dionisiacas de lo intraterreno, que ha de constelar la potencia de Vida sin ser arrastrado por la misma, ha de controlar al fuego lo justo para someter al invierno y permitir que las «semillas» vuelvan a brotar.

Ese encuentro con lo «Anímico de Gea» era, en parte, un encuentro con una proyección del «El Alma del Mundo», una deidad invisible, abstracta en esencia,  que impregna el Cosmos en un tipo de condiciones precisas y mezcla de los cinco elementos si  están en «sincronía» con una «armonía» que permitia la posibilidad de «vida». Constelar al «Alma de Mundo» es extraer la enseñanza de su armonía, de su «numen numérico», y así aprender el lenguaje del espíritu que se incorpora de una forma ubicua.

Platón tomaría un paso más allá en el Timeo y hablaría de la propia esencia estructural en la raíz del «Nous», de la mente Cósmica que posibilita el recuerdo en el vehículo de lo vivo, entendiendo la filosofía como la nutrición para el Alma que la permitia articular el Recuerdo Total de la configuración misma lo Vital.

 

En la actualidad, sin embargo, el mito de Prometeo ha quedado relegado a la mera «Tekné» a la «técnica» de la que tanto prevenia Platón que podia confundirse con «conocimiento». La «Tekné» imita a la naturaleza, pero no es la naturaleza misma, en los tiempos contemporáneos se ha olvidado la parte del mito que va más allá de las producciones de la «Tekné» en lo humano y como el mito de Narciso estamos enamorados de las mismas incapaces de reconocer de nuevo al «Alma del Mundo» y establecer una sincronía con la misma porque nos hemos perdido en el camino de la «Tekné aristotélica», perdiendo asi la capacidad de entender la estructura mítica que se sincroniza con los pulsos de lo orgánico. De hecho construimos «laberintos de Tekné» que cada vez más nos encierran en la cueva platónica de  las sombras (llena de espejismos, fantasmas virtuales, deseos y pulsiones) , en vez de llevarnos hacia la Luz que nos sincronice con lo orgánico, de nuevo.

La evocación de este «Alma», de la pulsión anímica que mueve lo vivo en tanto que lo sacro quedó configurado en la religión cristiana a través de la «vírgenes» que no eran sino una evocación clara la fuerza que se combina con Gaia, cuando esta es nutrida, fecundada, es decir, el espíritu o aliento de Vida que evocaba al retorno de Perséfone y activación con la Luz. El eco de lo Eleusino quedó así latente en la iconografia cristiana cambiando a Demeter por una Virgen asimilada directamente con Afrodita, que nace por la acción de Cronos dado que Afrodita transporta la recreación en tiempo lineal de lo Carnal, (árbol genealógico) que aún albergando la chispa del «Alma» esta puede, o no, retornar al «recuerdo de sí» en la vía del espíritu y el «Alma del Mundo», más allá de la experiencia del tiempo lineal. Para eso estaba el «Amor a Sophia», el rescate del eter en lo matérico.

Observamos aquí la «Virgen de la Granada» de Boticelli. Dicho fruto se asocia a Perséfone, hija de Demeter, sostenida aqui por el Cristo como una evocación a Harpócrates, o niño del secreto.

 

Virgen de la Granada pintada por Botticelli en 1487.

El Cristo sujeta la Granada, evocación al fruto de Perséfone que le es dado por Hades  para que esta quede un tercio del año  bajo tierra. El Cristo en tanto que vía de la activación del espíritu, evocaria al niño del secreto, y del misterio del verbo. Heka.

Pasado ese periodo, Perséfone, la Venus intraterrena, sale a la Luz, fecundado toda la diversidad de la Naturaleza con su potencia haciendose una con su Magna Mater, Demeter.

Aqui vemos como Boticelli superpone de forma Exacta, tanto el rostro de la Virgen al de Afrodita en su cuadro «El nacimiento de Venus».

 

 

Aquí en el «Nacimiento de Venus» se produce la vuelta de las semillas arrastradas por Céfiro, viento suave del oeste, que las esparcirán para la vuelta de la primavera. Las flores que el viento transporta son el «Mirto», símbolo de Afrodita, que evocaría a una Perséfone de las estaciones que trae de nuevo la renovación. Se ha dicho que esta es la Venus celeste por su momento prístino de nacimiento, eso no es lo que dice la Teogonía de Hesiodo, y al lado suyo una ninfa pronto le cubrirá con el manto de la materia.

 

De la misma forma en las catacumbas de «Kom el Shoqafa» aparece a la entrada precisamente la concha de Venus, ya no alegoría de las estaciones sino de los propios ciclos vitales del alma y sus renacimientos.

Venus Pandemos (Charles Gleyre, 1854)

Sería esta la Afrodita terrenal, la de los misterios de Gea y de Gaia. Aquí la vemos encima de una cabra, quizás alusión a aquella que alimentó a Zeus, Amaltea, y que está tirada precisamente por un fauno infante que porta una antorcha, evocando precisamente a Yaco, Iachus, el hijo de Semele. En todo caso, la indicación del símbolo de la cabra (que resultaría andrógina) seria hecha por Apolo.

La madre de Semele, creadora de la «semillas», era Harmonía, esposa de Cadmo. La diosa Armonía hizo un voto a tres diosas, Afrodita Urania, otra a Afrodita Pandemos y otra a Apostrophia. Esto nos indica algo, para conseguir la Armonía completa no basta con los Misterios terrenales de las Semillas, sino también con Afrodita Urania, propia de los filósofos. Esta forma triple de la diosa no fue exclusiva de los griegos, también los árabes tenian una triforma de la diosa, conocidas como «las tres hijas de Alá» llamadas, Alat (una forma de Athenea) Al-Zuhara (venus vespertino) y Al-Uzza, (venus matutino) que fueron adoradas también en Palmira y Petra.

 

Sería Platón, el que recuperaría la dimensión de conocimiento de Afrodita Urania, es decir, aquel saber abstracto y pitagórico que estructuraba de nuevo la «Armonía Mundi», más allá de la noción de «Afrodita Pandemos», o el culto de lo dionisiaco centrado en la pulsión de lo matérico, dado que a Afrodita Urania no se le ofrecia «vino» en las ceremonias.  El conocimiento platónico rescataría la parte divina de las formas que se expresan en la realidad terrena como camino de retorno a la Unidad constelando una memoria que trenzaría lo aprendido en los Misterios, y por los Pitagóricos, además de la herecia Socrática. 

 

Hay otras carácteristicas llamativas acerca de Boticelli y sus Venus, entre ellas esta esta en su cuadro «Venus y Marte».

Aquí vemos las trenzas de de la propia Afrodita, las cuales evocan al trenzado de un cereal, el trigo. En cierta manera, el filósofo también «trenza» un «cordón» de conocimiento que permite evocar al encuentro de Perséfone con la Luz.

Este trenzado no sería sino la alusión a la Magna Mater, Demeter, madre de Perséfone, protagonista de los Misterios Eleusinos a la que se le ofrece el cereal. Un ultimo detalle, es el saludo de bendición, un mudra oriental que la diosa está relizando como gesto carácteristico y que está asociado a otras deiades como Sabazios y posteriormente al mismo Cristo.

Démeter, haciendo su gesto en una Anfora que evoca a los «Misterios Eleusinos», su gesto serio corresponde al de una «mujer mayor» ya que la diosa Demeter se disfrazó de anciana para mezclarse entre los mortales.

 

Salvator Mundi de Leonardo Da Vinci, aunque incluye el gesto de los Misterios Eleusinos, muy común en las representaciones de la cristiandad incluye la esfera cristalina, la octava esfera del firmamento, la de las estrellas fijas gobernadas por Uriel el ángel presente en la «Virgen de las rocas», la cual configura el conocimiento de la Musa Urania, la Afrodita Urania, que su discípulo Rafael vincularia directamente con la Sophia celeste uniendo así cielo y tierra hacia el recuerdo en la esencia de lo primordial.

 

 

 

Taller: Cristianismo Primitivo, Egipto y la Alquimia.

 

La alquimia es el operativo a través del cual puede establecerse una vuelta a una unidad primigenea, a un estado de Ser desde el que poder «crear realidad». Desde los tiempos antiguos estos misterios tenian que ver con «los metales» pero todo ello no era sino una nomenclatura de otras cuestiones que tenian que ver con la dinámica en la que el Ser humano se encuentra a la hora de relacionarse con sagrado que hay en lo real.

El cristianismo por su parte ha quedado como un operativo un tanto caricaturesco de lo que fue la búsqueda de una filosofia viva en el antiguo mediterraneo oriental. Nuestras raices espirituales están sin duda unidas a esta clase de narrativa, pero que sabemos adulterada por poderes narrativos imperiales del impero romano antiguo. La herencia romana pirateó al cristianismo que era mucho más mistérico de lo que pensamos. No se trata aquí de hablar de apostoles ni parabolas, sino de la evocación mítica de una serie de estructuras que tenian que ver con la evocación de lo primordial. El gnosticismo, muy amplio y no exento de cierta complejidad, guarda ciertas claves que posteriormente fueron incorporadas al saber de «la alquimia», un conocimiento que sigue evocandose en «creaciones fílmicas» contemporáneas que no pueden interpretarse en su totalidad sino se parte de estas claves mistéricas.

Egipto por su parte guarda un paralelismo fundamental con la evocación a un cristianismo que se dió de forma posterior. Los mitos egipcios por su parte, en concreto los relacionados con Osiris, nos muestran unos arquetipos que tienen que ver directamente con «restructuración de la percepción». Isis como diosa de la magia evoca a la recuperación primordial de los «fragmentos» de su amante muerto y cómo la vuelta a la unidad de los mismos producen la vuelta al Ser.

La alquimia por su parte, a través de fragmentos, volver a reunir una clase de información que pueda ser utilizada para «constelar» una autonomía de Ser. Una serie de elementos son otorgados por diferentes fuentes, los metales, los cuatro elementos, la arquitectura y la música sagrada, tienen la característica de emprender un camino iniciatico, un viaje más allá de la descripción y narración «social» de aquello que es «lo real». Nuestra tradición filosófica y espiritual es muchas veces meramente retórica y no atiende estas cuestiones que están basadas en el conocimiento del «Quadrivium». No se trata de una filosofía que vende «prestigio social», no tiene nada que ver con eso, sino conexión interna, un aprender a «ver» el mundo de una forma distinta más allá de las orejeras creadas por el paradigma social de turno,

De la misma forma que la «imaginación» necesita del Mito, el Mito necesita de la historia para entenderse a si mismo. Se trata de un peregrinaje, de una dimensión de encuentro con una creatividad interna, con una forma que reclama la autonomía de la percepción y la liberación coral de realidades artificiales y adulteradas para tener la capaciadad de crear la propia reconociedo a los filósofos y maestros que sostienen con su saber que la puerta esté abierta para el potencial de Ser humano.

Taller: El Mito y la Fantasia

 

 

La fantasia tiene una prensa ambigüa, por un lado ha sido ensalzada como la celebración de la imaginación y por otro de forma peyorativa se la atribuye la falta de conexión con «lo real».

Podríamos definir dos terminos. La imaginación que «se pierde en si misma» porque está desordanada y no tiene referencias, y la imaginación activa, como la llamó Jung. Esta segunda tiene la virtud de «constelar» símbolos, es decir, distribuirlos en un orden para extraer un conocimiento concreto. Eso es la naturaleza del Mito y del Cuento. Sin embargo, no todas las fabulas «constelan» y en ese sentido es fundamental entender al Mito o al Cuento como agentes de estructuración narrativa de «lo real».

La realidad tiene una narración, es una descripción, de un vínculo común en un pacto tácito en el que el individuo experimenta al nacer. En ese sentido, hay personas que aceptan la «narración» tácita de constructo cultural inercial, pero otras no y existe una buena razón para que esto sea de esta forma. Eso quiere decir que la descripción de «lo real» no está atada a una dimensión estática sino que, en cierta manera, tiene una dinámica de ser construida entre todos los integrantes que la componen. El artista aporta un reflejo de aquello que lo «social» puede ser, una dinámica de toma de consciencia donde abre lineas de posibilidad, inspiración y creación de destino para «la Psique» es decir, el Alma. Aunque un artista positivo será aquel que utilice esa fuerza arquetípica para dar autonomia al Alma y orientarla hacia la unidad del Ser.

El Mito y el Cuento, a veces, transportan un conocimiento que viene de sustratos muy antiguos pero muy clarificadores acerca de como «el heroe» o «la heroina» toman partido para «fundar» una nueva realidad sobre otra que viene dada. Por ello, la recuperación del lenguaje mítico nos da la mano con el recuerdo de que todo «pacto táctito de lo real» tiene sus ciclos y sus paradigmas. Nuestra época no es una excepción, necesita del Mito y del Cuento para constelar realidad, es decir, para formar parte como agentes activos de la estructuración de lo real y no agentes pasivos que padecen las narrativas creadas por intereses de tipo artificial o maquiavelico.

Cuando uno se adentra en lo «Fantástico» ha de tener en cuenta, que necesita de la ordenación del arquetipo del Mito, es decir, de los elementos latentes que se repiten a lo largo de distintas épocas y que están ahí para constelar un tipo de información. Sino se dispone de la estructuración del Mito, entonces «la imaginación» no puede ordenarse y entonces la confusión aparece y no puede «constelarse información» es decir, «refinar la percepción» para establecer una dinámica activa efectiva y resolutoria en lo «real».

Tener información no es lo mismo que constelarla. Constelar información es integrarla y darla una dinámica que es subceptible al momento y tiempo en el que uno vive.

El arte ha sido una herramienta para tratar con la cualidad de «constelar información» , y la creatividad es el elemento fundamental para atender ese paradigma de «fantasia» ,  de realidad potencial no experimentada, para pensar a la propia realidad cotidiana y hacer una inferencia positiva en la misma.

Durante los años 80 y finales de los 90 algunas creaciones fílmicas tuvieron la suficiente «energía psiquica» para constelar información de una forma atemporal. Peliculas como «Cristal Oscuro», «Dentro del Laberinto» y otras, serán comentadas en la sesión. El objetivo del taller es aproximarnos a estas cuestiones para entender el operativo que hace poner en relación a la «imaginación activa» con el «Mito» a la hora de «crear realidad» desde un empoderamiento de la percepción de la persona.

 

SERAPIS y HATHOR. Un misterio greco-egipcio

 

Serapis era una deidad de Alejandria en el antiguo Egipto, un compendio del culto a Osiris – Apis con vínculo a Isis. Sin duda es un gran ejemplo cultural acerca de los préstamos o adaptaciones de arquetipos conceptuales que se dieron en la antigüedad para tratar con cuestiones como la muerte, la resurrección y aquello de lo humano que sobrevive a la muerte.

También se podría decir que Serapis era una deidad «creada» en Alejandria, o mas bien establecida por Ptolomeo I hacia el 400 a.C. Aunque esta deidad ya existía mucho antes de que la inventaran porque proviene de «APIS» el dios toro de Egipto.

El toro, Apis, era una deidad popular y destacada en la cultura egipcia y tenia la virtud, entre otras,  de transportar el alma del faraón hacia los Campos de Yaru, Iaru, Aaru… las estrellas septentrionales, el paraiso del mundo egipcio. Aunque previamente tenia que superar una serie de pruebas en la Duat.

 

Si uno entraba en la biblioteca de Alejandria también te encontrabas con Serapis ahí en forma de estatua o pintura de gran tamaño, al lado de otra representación de Alejandro Magno como Faraón. Serapis  aparecia con su barba y una especie de jarrón o maceta en la cabeza. Para otorgarle un poco más de seriedad sujetaba un cetro cornudo (duodente) y le acompañaba el perro cancerbero, la mascota canina intimidatoria tricefala de Hades, encargado de servir barra libre de los rios del Leteo. Por otro lado el «duodente», el bastón con dos cuernos era la alegoría a los cuernos del Toro. Aun en lo extraño de la representación de la «maceta», que alude al mundo vegetal, todo tenia su sentido en la iconografía de las deidades de la antigüedad.

En esta imagen creada por Ubisoft de la biblioteca de Alejandria de forma virtual, se distingue una estatua al final de las escaleras, ese es Serapis.

Dibujo diagramático de Serapis. La estuatua o imagen tendría un lugar destacado en la biblioteca de Alejandria.

 

Pero ¿qué era la maceta, o jarrón simbólico que porta en su cabeza? ¿de donde proviene? Apis antes que Serapis, estaba consagrado a Hathor, diosa de la música, la diosa de lo estelar, pero también de los misterios de fertilidad de la tierra y de lo vegetal, los ciclos de año quen en el caso de Egipto tenian que ver con las crecidas del Nilo, con agua roja teñida por los sedimentos. Los misterios de Kemet.

 

Serapis con su característica maceta o jarrón en la cabeza y un vegetal grabado en la misma. Ese vegetal por sus frutos parece ser la higuera egipcia, un árbol sagrado para esa cultura del que surge precisamente Hathor, otra posibilidad es que fuera laurel u olivo.

Hathor como emanación del «árbol de la vida», la antigua higuera egipcia ahora practicamente desaparecida, la diosa está ofreciendo agua sagrada que pudiera ser la versión del «rio de Mnenósime» de los griegos. Los «Ba» o «almas» flanquean el árbol. De este árbol Thoth extrae el nombre sagrado del faraón. Pareciera que también hubiera un cierto eco a la diosa «Aserah» fenicia.

 

Asi que Apis, que luego se convierte en Serapis, es el hijo de Hathor, la diosa de la música en el Egipto antiguo, por ello de la evocación, el ritual y el recuerdo, cuyo número era el siete.

Representación de Hathor en el templo de Dendera sujetando «el sistro» como puerta sónica. El instrumento tenian un significado dual de «vibración» y de «puerta».

 

Posteriormente, entre los retratos de El Fayum, podemos observar como hay un sacerdote de Serapis que mantiene la estrella de siete puntas evocación al siete de Hathor.

No deja de ser significativo, que Serapis, presidiera la entrada de la mayor biblioteca del mundo griego antiguo, es decir, donde se encontraba la recopilación de la «gnosis», el banco de datos, el disco duro analógico de la misma Sophia, o su equivalente matérico más próximo, es decir, papiros y más papiros, aunque la «gnosis» estuviera más allá de los textos, estos eran a su vez muy importantes como barca para no hundirse en el Leteo. Al fin y al cabo la intención del propio conocimiento es preservarse más allá de la muerte,  por ello tiene todo el sentido que fuera una deidad vinculada al Hades quién preservara dicho material que sobrevivir a la muerte física, y así otros pudieran beber del rio de Mnenosime. Si como hemos visto, Serapis, viene de Apis, y Apis de Hathor, la diosa con cuernos de vaca, ¿puede ser Hathor una antigua representación de Sophia? Platón en el Timeo habló sino de la propia Sophia vinculada a los principios de la Armonía Mundi como Génesis, cuestión que está representada en el propio templo de Dendera.

 

Sala de la cosmogénesis en Dendera de unión de cielo (Nut) y Tierra (Hathor) vinculando así una esencia celeste que se configura en el árbol de la vida. Al ser Hathor representante de la estructura musical, se establece aquí una correspondencia directa con el Timeo de Platón, de hecho es tan resonante con el texto que uno podría llegar a pensar en una iniciación del mismo Platón en este templo. De forma posterior, en el paso de Apis a Serapis, el vínculo con la diosa cambiaria de Hathor a Isis.

 

Serapis como Osiris e Isis ambos con formas serpentinas.

 

Serapis y Apis, acompañan al niño del secreto, Harpócrates, asociado a los misterios.

Apis illustration from Pantheon Egyptien (1823-1825) by Leon Jean Joseph Dubois (1780-1846). Original from The New York Public Library.

Es muy posible que la evocación serpentina viniera de la relación de Apis con el Uraeus o serpiente sagrada que portaba el faraón. En ciertas ocasiones ese Uraeus en la frente era substituido por un triángulo, símbolo singular de Apis.

 

Apis con uraeus. Representación triangular sagrada en la frente de Apis.

 

Doble símbolo de evocación triángular que era distintivo de Apis.

La entrada original a la gran pirámide tenia cuatro bloques enormes dispuestos en con la representación de jeroglifo de Apis.

 

Al mismo tiempo dicha representación evocaba a la plomada primordial, símbolo de la arquitectura cósmica que unia cielo y tierra.

 

El caso es que Serapis, al ser una variante griega del Apis egipcio, también estaba vinculado a la los Misterios Eleusinos, cuya muerte y resurreción tenia que ver con el que el Alma recuperara la memoria de su esencia. Sin embargo, surge una pregunta ¿cómo llega de Egipto al mundo greco-romano Apis transformándose en Serapis? Se tiene constancia escrita a través de Plutarco, aunque no se sabe si es del todo exacto, que Ptolomeo robó la estatua de Sinope tras recibir instrucciones en un sueño de un «dios desconocido» de llevar su estatua a Alejandría, donde dos expertos religiosos declararon que la estatua era «Serapis». Entre esos expertos se encontraba uno de los Eumolpidae, de la estirpe de los herofantes de los Misterios de Eleusis. El otro experto se presupone era el erudito sacerdote egipcio Manetón, haciendo de puente entre la aceptación entre griegos y egipcios. También se especula con una evocación a una deidad de tipo sumerio y de hecho la iconografía es resonante.

 

Deidad previa egipcia en la que se basa «Serapis». Apis el toro egipcio

La representación del Becerro de Oro en la historia de los diez mandamientos que son recogidos por Moises, ejemplifica de una forma un tanto caricaturesca el coqueteo que tenian los hebreos con ciertos cultos egipcios. En realidad, la función de Apis en el mundo egipcio distaba mucho del mero caracter puramente idólatra que se le queria dar como ejemplificante en esta narración. Los egipcios de hecho también tenian sus mandamientos que funcionaban en declaración inversa, dado que en el libro de los muertos la «justificación del corazón» acompañaba la declaración de qué tipo de acciones poco honrosas se habian evitado. ¿Es la historia del Becerro de oro un tipo de propaganda negativa hacia lo egipcio aún sin poder desvincularse de esta misma cultura? Eso parece. Sin embargo, Apis, tenia una mayor profundidad que un símbolo desconectado y sacado de contexto. Apis, no era un «becerro de oro», era un vehículo al más allá. ¿Una evocación estelar por unas razones concretas?

 

Catacumbas de Kom el Shogafa, Alejandria, siglo I – II d. C. 

Es dificil entender a Serapis, sin entender a Apis. La simbología sincrética alejandrina indica que el toro, Apis, estaba vinculado a los misterios del inframundo y del más allá. Las equivalencias de deidades que establecieron los griegos y los romanos de los egipcios abren una interpretación coral que evoca directamente a los jeroglíficos egipcios relacionados con la muerte de Osiris y el pesaje del Alma realizado por Anubis.

Entrada de las catacumbas de Kom Ef Shogafa, Alejandria. Se destaca el motivo de la concha sagrada evocando a una Venus ultraterrena que quedaría vinculada a Hathor, Afrodita.

Detalle de la entrada. Se pueden observar dos Agatho daimon, serpientes sagradas asociadas al «buen espiritu», ambas llevan un caduceo de Hermes y un Tirso, bastón que portaban las ménades asociadas al culto de Baco. Al estar vinculadas al misterio de la muerte y la resurrección se asocian al mundo vegetal y su renacimiento en primavera. Todo esto evoca a la muerte ritual de Osiris (aun con iconografía griega) y es la simbología de las Ménades (el Tirso) mezcladas aquí con el bastón de Hermes, las que alegorizan el proceso de destitución de que la matería (Osiris, Orfeo) sufre cayendo de nuevo en el rio del olvido, la muerte como paso al más allá.

 

De un lado de unos de los Agatho Daimon estaba asociado a una figura femenina.

De otro lado estaba asociado a una figura masculina.

El interior poseía distintos grabados de motivos egipcios entre los que se distinguen Anubis y una figura femenina serpentina como contraparte.

El culto a Apis, Isis flanquea al Toro sagrado que evoca a Osiris, y otro personaje le hace una ofrenda de un pectoral. Aparece aquí vinculado también a Baco y la uva, vínculo a los Misterios Eleusinos de muerte y resurrección que la calavera del toro alegoriza.

 

Ahí están Anubis, Thoth y Horus durante el proceso de momificación, pero también de reconstitución del cuerpo de Osiris.

De aquí deducimos que el culto de Serapis, no puede entenderse sin el mito de Osiris, y que Isis era una substitución del vínculo entre Apis y Hathor. Por lo que para extraer todo el significado simbólico hemos de crear una estructura coral de relaciones que no pueden entenderse con un símbolo sacado de contexto como es el «Becerro de oro». Su dimensión es más compleja y en tanto que Serapis está vinculado al conocimiento de la biblioteca de Alejandria, se entiende que hay una relación entre los Misterios Eleusinos, el conocimiento que sobrevive más allá de la muerte, y la idea de la resurreción del Alma en la perspectiva egipcio y greco-alejandrina.

 

Dejo algunas imágenes para acompañar la reflexión abierta.

 

Podemos observar en el Vaticano a Serapis como forma de «Jano», en un doble rostro de «Apis» e «Isis».

Lápida del siglo III encontrada en Quintanilla de Somoza, en León (España) . Tres nombres escritos en griego. Zeus, Serapis, y IAO. Lo que muestra la amplia distribución que tuvo el culto de Serapis más allá de Egipto.

 

Talla renacentista en una de las puertas de la catedral de León que evoca a un hombre con un jarrón florido sobre su cabeza con expresión de éxtasis.

Representación greco-romana de Serapis e Isis hacia el siglo II d. C.

 

En la paleta de Namer podemos ver a Hathor en la parte alta, con su representación de «mujer vaca» y en la parte baja de la paleta derecha podemos ver a Apis como representación del propio Faraón.

 

En este cuadro del siglo XIX , se puede observar las características físicas que los toros de Apis debian tener. A destacar la naturaleza alada que se le quería otorgar poniendo un ala a sus costados que venía ilustrada con un manto bordado sobre su lomo. Se puede ver a una saderdotisa de Hathor en el extremo izquierdo del cuadro, acompañando la escena.

 

Dicha representación tendría un evocación directa al Toro sagrado sumerio, también dentro de esta cultura los propios Lamassu, con cuerpo de toro y cara de hombre guardarían esta evocación. Es muy posible la vinculación con el dios Sin Lunar y las «Astas de toro», a su vez la etimología de «asta» parece provenir del griego «Asterión» el nombre del minotauro, por no decir que esto se relacionaria con Astarte, la diosa fenicia e Isthar, hija de Sin.

 

G-Sum29: Ur III . Sello cilíndrico dedicado a la diosa Innana o Isthar. A destacar la luna creciente con forma de astas de toro.

Hathor, con siete líneas que marcan su característica representativa.

Head from a statue of the cow-headed goddess Hathor. Egypt, Late Period. (Photo by: Werner Forman/Universal Images Group via Getty Images)

De nuevo Hathor pero con una simplificación pentagonal en su rostro codificando una relación con el sonido.

Cabeza de diosa encontrada en Chipre, mezcla greco-egipcia, que evoca directamente a Hathor.

 

Hathor by morteraphan

Dibujo de Anita Burnevik.  https://www.deviantart.com/anitaburnevik

EL «INCONSCIENTE»

¿Existe el inconsciente aunque no podamos verlo?

Podríamos pensar que por levantarnos todas las mañanas y abrir los ojos estamos «conscientes» pero eso es una ilusión producida por el organismo.

La consciencia es una cuestión mucho más esquiva.

Es el problema más dificil de la filosofía. Definir la consciencia.

Normalmente me gusta remitirme a los griegos que lo tenian mucho más claro. El mito de la Caverna de Platón podría entenderse como «el inconsciente», una realidad parcial que es tomada como el total, se entendería que esa «copia» de lo real, esa sería la única aspiración de aquellos que habitan la caverna. Pero Platón habla de otra realidad más allá.

Lograr conectar el sistema perceptivo con esa «realidad más allá» fue la cuestión de los filósofosy otros anteriores a ellos.

Normalmente vivimos mucho en «piloto automático», esa es nuestra «caverna» en la que hay tres niveles de identidad a groso modo.

  • Identidad Cultural
  • Identidad Arquetípica
  • Identidad Potencial o unitaria. 

La Identidad Cultural es el piloto automático perceptivo que viene definido por la alienación que tiene toda cultura con su sistema de símbolo significativos, los cuales a veces pudieran tener una conexión arquetipica, pero normalmente solo se consumen de forma folklórica para formar parte las acciones comunes de la «tribu». Son meras sombras, no habiendo consciencia, no puede extraerse su significado. No sientan aparentemente mal, permiten cierta aparente convivencia, pero no responden cuestiones internas y profundas que el ser humano siente en ocasiones. La identidad cultural, en tanto que contiene ciertos automatismos se parece mucho al «inconsciente» y a la «caverna», por ejemplo, la alienación que sufren las mujeres en Afganistán, es un paradigma «no consciente» de un sistema en automático que toma la acción de una creencia «religiosa» como «un don de prestigio» frente al vecino para crear un desastre de tipo «cultural», en términos humanos.

La Identidad Arquetípica, es algo  que puede crear la programación misma cultural y está más allá de la misma, es un magma perceptivo latente hecho de una realidad temporal muy mayor al fragmento de tiempo que un ser humano vive. Dentro de la historia los mitos pero también los sistemas simbólicos abstractos están configurados con arquetipos que tienen un información trascendente para navegar la percepción más allá de la cultura. Jung decia que estos arquetipos estaban cargados con «energía psíquica» y que a veces incluso podían resonar en la propia realidad física de la persona. Habló de que ciertos arquetipos unidos al sentido transcendente de lo humano, lo religioso o filosófico, tenián mayor «energía psíquica».

Ahora bien, la identidad arquetípica, aun siendo más profunda que la «identidad cultural» podía o no llevar hacia una «identidad potencial o unitaria». Por ejemplo, los artistas trabajan con arquetipos siendo consicientes o no de ello, pero eso no asegura que su utilización lleve hacia lo unitario y normalmente no es así. Pocos destilan lo arquetipo hacia «algo más».

La Identidad Potencial o unitaria, la vuelta al ser en conexión con aquello que opera por encima suyo, tiene que ver con la posibilidad o la capacidad de ordenar los arquetipos para regresar a un lugar donde la percepción esta en coherencia con el Ser y la emanación de la fuente de arquetipos producidos por la propia naturaleza, que tiene una gamma muy amplia de ser expresada como puentes hacia un lugar de reencuentro y no fragmentación.

En inconsciente no sería sino una capa de baja energía de la consciencia en sí misma para poder entender los vínculos que ciertas expresiones culturales tienen como arquetipos que están cargados de «energía psíquica», lo suficientemente trancendentes como para posibilitar una vuelta a la «identidad potencial» no fragmentada. Algunos filósofos y alquimistas, trataban de precisamente establecer un puente de unión con esa realidad invisible pero que configura a lo visible.

Lo inconsciente sin más, en tanto que caverna, es un fast-food interpretativo, no es un estado que no aprecia la textura de lo real para conocerlo y  crear nuevas realidades, y se queda funcionando en automático, consumiendo lo que le dan, pero no generando ni indagando las estructuras de energía sobre las que se mueve y de las que no sabe como armonizarse con ellas. El inconsicente es «lo que viene dado» pero no es ni interiorizado ni unido a la percepción.

La sociedad actual por ello podría decirse que vive en un estado «inconsciente» al menos en ciertas cuestiones respecto a la capacidad para «repensar» cómo establecemos una relación eficaz con el ecosistema planetario, y una forma de vivir energéticamente sin entrar en conflicto con el mismo. Tesla, Walter Rusell, Ramanujan, Da Vinci y otros «genios», lograban entender los arquetipos energéticos de una forma que otros seres humanos no podían, lograron una desarrollar una profunda «textura» perceptiva en su»ver». Ese «ver» es un trabajo colectivo tan complejo como una catedral, que a veces, queda bajo las dunas de la «baja energía» o «el inconsciente», más aún cuando el «consciente» es pirateado por bajas frecuencias que pueden ser mal usadas de distintas formas por el «poder» o el «paradigmas cultural» de turno. La I.A. puede ser una forma artificial de «caverna» perceptiva, pero no tiene porque estar evolucionada, más aún cuando solo se alimenta de nuestro síndrome de diógenes de datos, pero no interpretándolos más allá del paradigma que se le haya programado previamente, «simula» pero no establece una relación culitativa de creación. Pero dado el nivel de energía perceptiva que poseemos parace hasta «espabilada».

El consciente, la «consciencia» será lograda cuando «las puertas de la percepción» sean depuradas como decía «William Blake» y en ese sentido estamos todos en en camino de ofrecernos las piezas de puzle, el hilo de Ariadna para reencontranos con nuestro potencial óptimo. Consciente e Inconsciente, no serían sino niveles de energía perceptivos.

Alguien dijo una vez «Puedes leer la Odisea con la cualidad perceptiva de una pelota de tenis y tendrás una interpretación equivalente, en cambio puedes leerla con la cualidad perceptiva de una pelota de basketball y tendrás la interpretación equivlente de tamaño de esa pelota», la información es la misma, la cualidad de la destilación de la misma no lo es. Todo depende de la «cualidad energética» desde donde se observe. ¿y qué destila una «cualidad energética» óptima?. Creo que algunos filósofos antiguos tenian alguna idea sobre ello.

CRÁTERA

La vida de Cristo es un enigma.

Más lo es la última cena. Los símbolismos asociados a la misma que nos legó parecen crípticos de alguna manera.

«Este es mi cuerpo y esta es mi sangre» dice Jesús respecto al «pan y el vino». A lo primero que uno pudiera remitirse es a la tradición de Melchizedek (o Melquisedec) descrita en Genesis 14:18–20, rey de Salem y sacerdote de «El Elyon», una deidad fenicia-cananita y contemporánea a Abraham.

Es decir, que Cristo se sostiene, o se vincula, a una tradición que tiene 2000 años anterior a su existencia  cuando se remite (sin nombrarlo, es decir, de forma discreta) a la liturgia de Melchizedek. Subrayando con sus palabras en la última cena toma ese simbolismo de referencia por alguna buena razón y con lo que parece su «propia variante», cuando expresa: «mi sangre y mi cuerpo».  Podemos abrir una hipótesis, sabemos que el culto a las diosas del cereal semíticas, sobre todo con los sumerios, fueron similares posteriormente a las de los Misterios griegos. La desaparición de Asherah, que estaba asociada al «arbol de la Vida», y por lo tanto vinculada a los misterios de la tierra y lo celeste, deja un gran hueco para poder entender bien las liturgias que en la antigua tierra de Cannán se dieron lugar. Deméter, Isthar, Astarte, Asherah, Isis, evocaban a los misterios de la muerte y resurreción.

Las asociaciones al griego como «Alpha y Omega» en el Apocalipsis no son menos enigmáticas por parte de Juan respecto a Cristo. Si esto es asi ¿pueden el Pan y Vino codificar precisamente deidades simbólicas de la época activas en los cultos del mediterraneo oriental?

No es la primera vez que se apunta a la relación de «Baco» con el vino en la cena de Cristo. Por supuesto se descarta cualquier cuestión referente a simpatia por lo meramente etílico…tenia que haber algo más… ¿entonces? ¿Estaba tomando Cristo la posición de Orfeo o es otra cosa? ¿Podemos atribuir esa intención clara de correlación en la expresión simbólica? El etimólogo (a veces polémico) Jorge M. Ribero-Meneses nos recuerda el siguiente objeto arqueologico en su libro «Cristo es Adán», (página 91)

 

En la época anterior a Cristo,  la forma sacrifical ya se había vinculado a la cruz, una posible substitución de la muerte de Osiris que en este caso se vincula a Orfeo, el cual es dado muerte por las bacantes al expresar simpatia por el culto a Apolo y sentirse despreciadas por él, que estaba doliente por la pérdida de Euridice y no estaba para bacanales. Además también en Roma se dio un culto que se basó en la dimensión material con el sacrificio al toro, mezclando a Baco y a lo Mitriánico, basado en la «sangre y vino» pero que fue utilizado principalmente para lo militar, aun reconociendo el legado oriental. Estos cultos, pese a las coincidencias conceptuales, denotan una distancia con la dimensión metafísica y teológica de la «última cena».  ¿quieren decir estas coincidencias que Jesús no existió? El pirateo teúrgico indica que Jesús existió, pero no de la forma tradicional que nos han contado.

Desde tiempos anteriores a Cristo los misterios del vino estaban asociados a otra clase de procesos, porque como decía Ulises, los Cíclopes eran salvajes porque «no sabian hacer vino». ¿Qué secretos podía guardar más allá de sus vertientes espirituosas y etílicas puramente superficiales? Los alquimistas, intérpretes del lenguaje de lo divino en mediación con la materia, trabajaban la destilación del vino, extrayendo el «alcohol» del mismo, una sustancia in-flamable, con fuego potencial dentro de si. Aunque «alcohol» no era originariamente eso, sino el Kohl procedente de Egipto.

Al mismo tiempo el cereal, el pan, estaba asociado a los misterios de las diosas del cereal, Demeter y Perséfone.

La frase «Este es mi cuerpo y esta mi sangre», entonces, si tuviera una interpretación más allá de la nomenclatura hebrea tradicional y se puede vincular al saber mixto cosmopolita alejandrino, fenicio y semítico, podría traducirse como «Esta es mi luz-fuego en la sangre y mi diosa está dentro de mi» , ¿era esta una forma de vincularse a una especie de Hermes que trataba de redimir al olvido de la materia, el rescate a Perséfone? En la última cena de Leonardo Da Vinci, María Magdalena asociada a este misterio equivaldria a la manifestación encarnada de la misma Diosa, Demeter o Perséfone, el Pan, el cuerpo místico mezclado con la luz del espíritu atrapada en el vino. Tendemos a realizar una interpretación puramente hebrea, como no contaminada por otras culturas, pero eso es una suerte de espejismo interpretativo. El uso del griego koiné para crear la mayoria de los textos biblicos, el uso de los términos «Tártaro», «Eucaristía» o «Liturgia» también son griegos, por no hablar de la mezcla de Sofia con la propia literatura cristiana, hablan de una mezcla con conceptos operativos en el mediterraneo oriental.

Parece que hubiera un eco con los Misterios Eleusinos derivado de lo semítico, del rescate de la Diosa a través de la luz latente en la alegoría de la sangre-vino, pan-cuerpo, del Pantocrator, el Cristo.  Existe algo de polémica en la traducción griega de παν- το- κράτωρ, como  Pan (todo) to (el) Krátor (poderoso), sin embargo la última parte de «Kratór» se tiende a traducir así creando el término «todopoderoso» en referencia al Cristo , pero ese término en realidad proviene de la terminología κρατω (mantener, sostener) de ahí que este relacionado con κράτηρ, Kratir, es decir Crátera, la vasija y ánfora ritual.  Por lo que Pantocrator se entiende también como «Todo lo sostenido» o  «Todo en la Crátera».  «Pan» era una deidad de Arcadia, hijo de Hermes o de Zeus, y ahora mismo se sostiene la memoria etimológica del mismo en términos latinos, es  el «pan» y trigo, la antigua Demeter vinculada a Perséfone y a los cultos de la agricultura enseñada por Orfeo y asociada a los misterios del vino por Dionisio. Mientras, Crator significa, «sostener, mantener» y «Crátera». Una Crátera desde luego metafísica,  que representaba el Nous y la Naturaleza, unión de cielo y tierra,  una destilación de esa combinación que también resuena con el «Kli» hebreo.

Pintura de Thomas Cole, siglo XIX

 

Cratera… Cratera… Estos misterios se codificaron en el lenguaje de las estrellas, de lo celeste, el antiguo dios Urano, separado de Gea, y Cristo, se convirtió en un «Cronos» (hijo de Urano y Gea) aparentemente sublimado, dado que el tiempo ahora parte de la fecha de su muerte, sin embargo, su mensaje no parece integrado, por lo que esa «sublimación» no parece completa o la respuesta está en otro lado. El cristianismo es un tiempo abierto hacia el futuro sin resolución concreta, ¿o si?. El tiempo es potencial y en realidad muchos avatares han marcado un ciclo axial, cada uno en su lugar. Pero en cierta manera esos diferentes «ciclos axiales» hoy en dia se encuentran en conflicto, porque pocas veces se destila el principio de búsqueda de recuerdo en la unidad, donde los «yo» identificados con cada «cronos» o «cronología» toma su ciclo axial como la única realidad y la mejor, cuando en esencia todos se han influido entre ellos de una forma u otra en la historia de la configuración de la noosfera planetaria (el plano colectivo del mundo de las ideas) bajo los términos expuestos de Vladímir Vernadski. Dicha ruptura y fragmentación actual dentro de la noosfera, crea por desgracia dolor y pulsos en las supuestas legitimidades simbólicas que se separan de similares representaciones y nomenclaturas (por ejemplo, la palabra “ܐܠܗܐ” (Alaha) en arameo antiguo significa «Dios» vinculando así al Cristianismo y a parte del Islam,)  Dichas concepciones trataban de rescatar a la percepción mezclada en la experiencia material, y confunde al ser humano como entidad separada del resto y de la naturaleza.

Jean Thenaud. La cábala cristiana. Cristo con Ouroboros, como «Cronocrator».

 

Dentro de ese tiempo lineal hay algunas cuestiones para nuestra cultura occidental… No basta con sostenerse a través del tiempo cuando este guarda un enigma, un eco del origen de su medida  ¿es el corazón del Cristo el tiempo de eternidad, o tiempo Aiónico? ¿es Hermes el rescatador de Perséfone un camino hacia Aion? Puede que si, pero no quiere decir que sea una via exclusiva. Si es así…. entonces ¿qué media? Media Sofia en nuestra psique o Alma, media Perséfone sublimada o rescatada, media la «corrección del ver» sobre el mundo. Media ver a la Materia como Mater divina, pero como reflejo de aquella concepción original que brota más allá de lo visible.

Ahí entra Platón como uno de los filósofos que mejor dejó por escrito un sistema que permitia ver con claridad estas cuestiones, por eso fue absorbido dentro del Cristianismo y también por eso Ireneo dijo «Platón conoció a Dios» , aun dibujando de forma difusa la filosofía del mismo, puesto que ocultaron su sistema armónico y se lo guardaron para ellos. Una iglesia inerte como la actual arrojada al automatismo, no es capaz de ver ni entender estos paradigmas. Toda «cronología» de cada cultura en el planeta (como espejismo temporal) participa de la «noosfera» común articulando cada una su propio mito y arquetipos. Ahora la propia ciencia es coincidente con la visión sesgada que nuestros sentidos tienen para poder interpretar de forma eficaz «lo real», la caverna de Platón, y Sofia, como Perséfone, guardan al rescate de una conexión que una al  co-razón, intuición (saber noético) y espíritu, como un eje de construcción y escalera hacia el cielo dentro de cada uno de nosotros y puente hacia las otras realidades de la noosfera, para que un dia pueda sanarse sin fisuras y pueda permitirnos convivir en paz.

Feliz solsticio y,  retorno de la luz, 2023- 2024

Representación de Sofia en la iglesia ortodoxa

 

 

 

EL MISTERIO DE LAS SEMILLAS

 

Hace mucho tiempo, hacia el año 1500 a.C. y más tarde durante el tiempo de los filósofos hasta el siglo IV d.C.  los griegos sentian un misterio asociado a la propia tierra o Gea, creadora de toda clase de titanes y dioses, pero también de las diosas que producian la vida vegetal misma. Para ello establecieron una serie de Misterios.

Estos estaban dedicados a principalmente a Demeter, diosa de las semillas, que era a su vez alegoría de la muerte y la resurreción, hija de Cronos y de Rea,  estaba al cargo de los ciclos del año.  Dos hijas, una llamada Despena con Poseidon y otra llamada Perséfone con Zeus, que también tenian presencia en los misterios. De los Misterios Eleusinos poco sabemos salvo que había dos clases, menores y mayores. Actualmente se considera que destacados filósofos fueron iniciados en los mismos, sobre todo en los misterios mayores donde el concepto de «ver la verdad» o «ver a Aletheia» era fundamental. Han existido muchas especulaciones acerca de las interpretaciones sobre el uso del cornozuelo de centeno como fermento alucinatorio en la bebida de cebada y menta llamada Kykeon. Pausanias, viajero y geógrafo de la antigua  Grecia nos cuenta que aquellos que visitaban los oráculos, como el de Trofonio en Beocia, recibian simultaneamente la posibilidad de poder beber del «rio del olvido» o del «rio de la memoria». El incauto bebía solo del rio del olvido.

Los Misterios tenian que ir más allá de una simple intoxicación alucinatoria en la que quedaban atrapados aquellos resonantes con el bajo astral en los misterios de primavera. Las capas externas de los Misterios Eleusinos no tenian que ver con lo que ocurría en el Telesterión meses despues, lugar del corazón de los misterios y revelación, este lugar sacro, a todas luces, tenia que ver con la mitología asociada, porque el nombre de las hijas de Demeter, Despena y Perséfone solo se podía pronunciar allí. Entonces hay que entender la mitología para poder descodificar parte del enigma, dado que era la propia «visión» acerca de la propia naturaleza la que estaba en la balanza, y no solo eso, sino también los misterios de la «muerte» y la «resurreción», de los ciclos de renacimiento del propio «alma» que como Pitágoras nos decía, volvia a enfrentarse con nuevos desafios, para «recordar» su fuente primigenea.

Seguramente los asistentes a ese corazón oculto en el Telesterión acariciaban por unos momentos la presencia y sensación de estar arrojados a un devenir cósmico infinito, donde la máscara, el personare, se disolvía y se veian los unos a los otros como náufragos que estaban en el camino de poder llegar a descubrir su esencia, a adquirir la esquiva consciencia de Ser, que es ahogada por el ego en lo cotidiano una y otra vez. Seguramente el tiempo se detenia para ser un potencial de espacio absoluto, donde durante un tiempo podian reconocerse como hermanos y hermanas sin tiempo, arrojadas al devenir de Cronos (padre de Demeter) y su apetito infinito en el circuito de Hades, y ahí, en ese sagrado interludio, se encontraban ante la emanación de no solo una vida, sino un recorrido de muchas, consiguiendo rescatar algo de memoria sagrada entre las múltiples encarnaciones para liberarse del yugo del falso demiurgo que les hace enfrentarse entre si. Era un encuentro con la sombra de la inmortalidad a la que el ser humano, como Sísifo, es arrojado hasta que puede encontrar su llave de liberación, pero sobre todo de recuerdo primordial mas allá de la mera identificación con lo matérico y sus jerarquias sociales del absurdo.  ¿quién llegaba a esos lugares? El alucinado intoxicado con cornozuelo y cebada no. Pero sí el sobrio lúcido en el corazón de amor a Sophia, a la búsqueda de Aletheia. Tales maniobras metafísicas de energía sutil no debian resultar fáciles de conseguir, y quizás no se lograron siempre pues dependia de la destilación de la cualidad del recuerdo atemporal, pero ¡que eco de liberación es tan solo acariciar la idea de eso mismo!

En el mito Perséfone es secuestrada por Hades, y aunque logra salir del infierno la mitad de los meses del año, la otra mitad queda oculta y atada al dios de la muerte. Este mito es un eco de otro sumerio, el del descenso de Inanna o Isthar al inframundo donde se enfrenta con un doble suyo, Ereshkingal. Dumuzi su amante la recibe despues de que ella es resucitada con el Agua de la Vida por Enki y los Anunaki. Al vestirse Dumizi con grandes galas para recibirla, la resucitada se enfada y lo mata, por lo que Dumizi se va al inframundo, Isthar arrependida se va a buscarle y así comienzan los ciclos de la primavera, verano, otoño, invierno.

En la antigua Grecia es gracias a Hermes que Perséfone pudo salir de las profundidades de la tierra, pero al haber comido seis granos de la granada de Hades, esta queda sujeta al poder del mismo durante seis meses al año. El hecho de que es Hermes quién rescate parcialmente a Perséfone del inframundo es más que significativo. Hermes a diferencia de otros dioses tiene la cualidad de ser un  psicopombo, es decir puede transitar entre las realidades y dimensiones, el inframundo, el mundo terrenal y el mundo de los dioses. Apolo ejerció antes dicho cargo, pero fue Hermes quién definitivamente se quedó haciendo dichas funciones. En el Telesterión, era la energía de Hermes la que emanaba para posibilitar el rescate del olvido de Ser (Perséfone secuestrada) y lograr la apertura de consciencia fuera del tiempo.

Posteriormente, los filósofos, en concreto Platón en el Timeo, no nombra a Gea, Zeus Demeter ni a Perséfone como tales, sino que nos habla de cómo el Demiurgo (positivo en este caso) crea a la propia esfera planetaria, centrándose en su forma estructural y otros aspectos exóticos y matemáticos  al respecto del resto de los planetas. Todo se vuelve extrañamente conceptual, ajeno a la descripción típica de los dioses, si acaso está hablando un lenguaje de lo intemporal. Se tiene prácticamente la certeza de que Platón acudió a los misterios y anteriormente Sócrates, la interpretación de su experiencia mezclada con la mística pitagórica fue una abstracción de las potencias de las deidades al respecto de la estructura de aritmética musical, y fue seguramente en un libro de Filolao donde debió encontrar respuestas a cómo articular toda esa complejidad cosmológica de forma definitiva, después en su exégesis. De alguna manera, Platón fue un punto de reunión de circunstancias excepcionales, los Misterios, Sócrates, Arquitas, los pitagóricos, Egipto y es a través del relato del «Mito de Er» donde da testimonio del espejismo de la memoria entre existencia y existencia. Ahí relata la experiencia de un soldado que no bebe del rio del Leteo, de lo que deducimos que Platón tuvo acceso directo a los Misterios de Telesterión.

El hecho de que Hermes, sea el creador de la Lira, no deja este detalle sin menor importancia, sino que subraya precisamente la memoria perdida de la propia Perséfone al estar en contacto con Hades. La música trae recuerdos, la música es temida por el falso demiurgo, dado que es el lenguaje órfico de las Musas, camino de retorno. La memoria para los griegos era una cuestión sacra, dado que todo se basaba en ello, en recuperar la Aletheia, la verdad, la visión primera más allá del olvido de los rios del Hades, del inframundo. Por ello Perséfone es una Sofia caída que participa del olvido del rio de Leteo, del rio de Hades, y es Platón quién toma una postura Hermética acerca de explicación de la propia naturaleza, es decir, del «Alma del Universo» como él la llama, y asi rescatar una parte de Perséfone que está mas allá de su descripción meramente orgánica y terrenal, dado que lo vegetal también tenia una puerta resonante con la arquitectura del cosmos.

La propia revolución de los textos platónicos radicaba en que no seguían el paradigma teológico de la época, sino que de forma similar a Sócrates, exaltó la conceptualización y la metáfora de las deidades para crear una cosmogénesis que tuvo como origen la tradición egipcia. El oráculo de Delfos tuvo a Temistoclea, sacerdotisa de la que se dice que Pitágoras aprendió varios enigmas. La relación entre los misterios antiguos del Telesterión y la «Musica de las Esferas» aún no ha sido resuelta dado que nos falta mucha información de dichos secretos, pero, de hecho, las proporciones sagradas vienen de estructuras de conocimientos que proceden de otras culturas cercanas en las que la casta sacerdotal guardaba silencio respecto a las matemáticas, arquitectura, astronomía y la armonía.

Apolo y Dionisio, al igual que Demeter y Perséfone tenian sus ciclos al respecto de la función del Oráculo delfico, activo en tiempo de primavera y verano con Apolo, e inactivo en otoño e invierno con Dionisio. De los dos dioses, Apolo fue quién guardó la Lira de Hermes de tradición órfica y misterio de los pitagóricos que se vinculó directamente al oráculo en si, al tiempo que el laurel era usado por la Pitonisa como evocación al hijo de Zeus y a la perenne Dafne. La naturaleza tenia un ritmo oculto, un orden, una estructura armónica, que se conceptualizó en observaciones que máquinas imposibles, pero reales, como la de Anticitera trataron de guardar, revelar y sintetizar.  Grecia fue un lugar donde los ciclos de las deidades se pudieron traducir el mecanismos que se convirtieron en las primeras computadoras rudimentarias pero muy complejas. El Alma del Mundo misma era un enigma matemático, una «semilla» de conocimiento que hacia brotar en esencia evocaciones a la Música de las Esferas y los enigmas asociados a las mismas proporciones arquitectónicas y geométricas.

Las musas transportaban el conocimiento de Mnemósine (la Memoria), que no era sino otra forma de llamar a Aletheia (o la verdad), ella era la Musa Uránide o ancestral madre de las demás, hija de Gea y Urano, es decir del vínculo entre Cielo y Tierra. El Iniciado en los Misterios debia conseguir beber del rio del Mnemósine y no del Letheo cuando estos morian, con el objetivo de no perder la memoria ancestral y asi recuperar la «visión primera, la visión de Arché» otra forma de la musa Mnemósine . Pero el objetivo del filósofo era que eso pudiera producirse en la propia existencia bailando con las Musas para ir hacia la unidad y Luz que representaba Apolo para los pitagóricos. Sin la lira de Hermes,  y el lenguaje sacro de las matemáticas sagradas eso jamás seria posible. Parecen cuestiones del pasado, pero ¿y si no lo fueran?