La alquimia es el operativo a través del cual puede establecerse una vuelta a una unidad primigenea, a un estado de Ser desde el que poder «crear realidad». Desde los tiempos antiguos estos misterios tenian que ver con «los metales» pero todo ello no era sino una nomenclatura de otras cuestiones que tenian que ver con la dinámica en la que el Ser humano se encuentra a la hora de relacionarse con sagrado que hay en lo real.

El cristianismo por su parte ha quedado como un operativo un tanto caricaturesco de lo que fue la búsqueda de una filosofia viva en el antiguo mediterraneo oriental. Nuestras raices espirituales están sin duda unidas a esta clase de narrativa, pero que sabemos adulterada por poderes narrativos imperiales del impero romano antiguo. La herencia romana pirateó al cristianismo que era mucho más mistérico de lo que pensamos. No se trata aquí de hablar de apostoles ni parabolas, sino de la evocación mítica de una serie de estructuras que tenian que ver con la evocación de lo primordial. El gnosticismo, muy amplio y no exento de cierta complejidad, guarda ciertas claves que posteriormente fueron incorporadas al saber de «la alquimia», un conocimiento que sigue evocandose en «creaciones fílmicas» contemporáneas que no pueden interpretarse en su totalidad sino se parte de estas claves mistéricas.

Egipto por su parte guarda un paralelismo fundamental con la evocación a un cristianismo que se dió de forma posterior. Los mitos egipcios por su parte, en concreto los relacionados con Osiris, nos muestran unos arquetipos que tienen que ver directamente con «restructuración de la percepción». Isis como diosa de la magia evoca a la recuperación primordial de los «fragmentos» de su amante muerto y cómo la vuelta a la unidad de los mismos producen la vuelta al Ser.

La alquimia por su parte, a través de fragmentos, volver a reunir una clase de información que pueda ser utilizada para «constelar» una autonomía de Ser. Una serie de elementos son otorgados por diferentes fuentes, los metales, los cuatro elementos, la arquitectura y la música sagrada, tienen la característica de emprender un camino iniciatico, un viaje más allá de la descripción y narración «social» de aquello que es «lo real». Nuestra tradición filosófica y espiritual es muchas veces meramente retórica y no atiende estas cuestiones que están basadas en el conocimiento del «Quadrivium». No se trata de una filosofía que vende «prestigio social», no tiene nada que ver con eso, sino conexión interna, un aprender a «ver» el mundo de una forma distinta más allá de las orejeras creadas por el paradigma social de turno,

De la misma forma que la «imaginación» necesita del Mito, el Mito necesita de la historia para entenderse a si mismo. Se trata de un peregrinaje, de una dimensión de encuentro con una creatividad interna, con una forma que reclama la autonomía de la percepción y la liberación coral de realidades artificiales y adulteradas para tener la capaciadad de crear la propia reconociedo a los filósofos y maestros que sostienen con su saber que la puerta esté abierta para el potencial de Ser humano.