La abundancia planetaria debería ser un derecho protegido.

¿Pero qué es lo que permite esa abundancia planetaria?

Ciertamente los momentos de paz compartida en un medio ecológico óptimo.

Ahora distintos paises basan sus nuevas direcciones económicas en la producción de armamento. ¿Eso es abundancia a largo plazo? No lo es.

A corto plazo, distintas economias van a apostarlo todo por esa forma de inversión. Claramente excusas no les faltan, seguridad, venta logística y apoyo a aliados etc… Algunos altos cargos de ciertos paises han admitido que esa inversión revierte positivamente sobre la economia nacional, como si el conflicto fuera del contexto nacional revertiera positivamente sobre el motor económico.

Así que tenemos una visión que entrelaza economía y seguridad como abundancia a corto plazo. Pan para hoy, hambre para mañana, que dice el refrán. La fragmentación de la estructuración de la relación entre culturas humanas está en un momento crítico. Jamás ha habido un sistema de red de comunicaciones globales más distribuido y sin embargo no somos capaces de comunicarnos sin que las discordias del pasado abran una puerta al futuro, hemos visto el planeta desde el espacio sin fronteras, sabemos que todos somos ADN, y sin embargo el conflicto prevalece.

¿Porqué?

El problema es filosófico, sino psicológico, es decir, es un problema de la percepción sobre lo real (La Mente), una falta de perspectiva que encona su estrecha visión como una conclusión de una única via, la de la economía de guerra. Es decir, un fracaso planetario, una estafa global piramidal que solo beneficia a los ejércitos, los cuales como cualquier mafia estructurada extorsionan a los ciudadanos con sus miedos para permitirles vivir con el pacto de no molestarlos en exceso si acaso pagan su parte y ponen sus muertos.

Es un secuestro acerca del futuro humano. Uno muy conveniente para quién habla de defensa, justicia y todo lo demás.

Habría que remontarse a preguntarse quién empezó a producir más armas por si acaso tenian que invadir otro pais, lo que dió la excusa que otros empezaran a hacer lo mismo. Ciertamente, la búsqueda de soluciones a través de la decisión de una invasión ajena no ha traido nada bueno a la humanidad estas últimas décadas. Pero estamos en esta deriva.

¿Estamos a las puertas de una única via de inversión a corto y largo plazo que estén basadas en las economias sujeta a un conflicto?

Si es así, estamos hablando de una forma de pandemia, es decir, una que se basa en la multiplicación exponencial del cambio de la producción logística de los paises, gastando todos sus recursos enfocados en los conflictos abiertos.

¿Donde está aquí la abundancia? Esta «out», la pobre.

A los filósofos no se les escucha, por mucho que estos indiquen los niveles de espejismo en los que la postmodernidad ha estado padeciendo, como en el caso de Baudrillard. Maldita sea, son tipos incómodos!. Sin embargo, estos, pese a su atrevida impertinencia, no han conseguido generar una forma de pensamiento que desmonte las viejas inercias de tensión global geopolítica, incautos productores de esdrújulas. Claro que es posible que no puedan ellos solos empujar tal piedra de castigo. Un héroe o heroina imperfecto, a modo de ciudadano común, es la última esperanza para tratar de hacer puentes con lo improvable, para que la abundancia sea posible, pero bien es cierto que al perplejo se le embute con el simulacro mediático.

La deriva esta servida, pero no significa que el barco esté hundido, sino que como el Titanic en un viaje en el tiempo imaginado, esta vez ha recibido antes del fatal evento un telegrama que le avisa del choque con un Iceberg. Ahora imaginemos que el capitan empieza a especular, incluso discutir, con el timonel si la existencia de los Icebergs es probable o  improbable basado en la teoría de la hermenéutica del lenguaje.

Esta última sátira es análoga a la economía de producción de armas. Ellas no son la solución para evitar el Iceberg, como muchos quieren tratar de convencernos. En cambio,  estas son el Iceberg mismo.