La fantasia tiene una prensa ambigüa, por un lado ha sido ensalzada como la celebración de la imaginación y por otro de forma peyorativa se la atribuye la falta de conexión con «lo real».

Podríamos definir dos terminos. La imaginación que «se pierde en si misma» porque está desordanada y no tiene referencias, y la imaginación activa, como la llamó Jung. Esta segunda tiene la virtud de «constelar» símbolos, es decir, distribuirlos en un orden para extraer un conocimiento concreto. Eso es la naturaleza del Mito y del Cuento. Sin embargo, no todas las fabulas «constelan» y en ese sentido es fundamental entender al Mito o al Cuento como agentes de estructuración narrativa de «lo real».

La realidad tiene una narración, es una descripción, de un vínculo común en un pacto tácito en el que el individuo experimenta al nacer. En ese sentido, hay personas que aceptan la «narración» tácita de constructo cultural inercial, pero otras no y existe una buena razón para que esto sea de esta forma. Eso quiere decir que la descripción de «lo real» no está atada a una dimensión estática sino que, en cierta manera, tiene una dinámica de ser construida entre todos los integrantes que la componen. El artista aporta un reflejo de aquello que lo «social» puede ser, una dinámica de toma de consciencia donde abre lineas de posibilidad, inspiración y creación de destino para «la Psique» es decir, el Alma. Aunque un artista positivo será aquel que utilice esa fuerza arquetípica para dar autonomia al Alma y orientarla hacia la unidad del Ser.

El Mito y el Cuento, a veces, transportan un conocimiento que viene de sustratos muy antiguos pero muy clarificadores acerca de como «el heroe» o «la heroina» toman partido para «fundar» una nueva realidad sobre otra que viene dada. Por ello, la recuperación del lenguaje mítico nos da la mano con el recuerdo de que todo «pacto táctito de lo real» tiene sus ciclos y sus paradigmas. Nuestra época no es una excepción, necesita del Mito y del Cuento para constelar realidad, es decir, para formar parte como agentes activos de la estructuración de lo real y no agentes pasivos que padecen las narrativas creadas por intereses de tipo artificial o maquiavelico.

Cuando uno se adentra en lo «Fantástico» ha de tener en cuenta, que necesita de la ordenación del arquetipo del Mito, es decir, de los elementos latentes que se repiten a lo largo de distintas épocas y que están ahí para constelar un tipo de información. Sino se dispone de la estructuración del Mito, entonces «la imaginación» no puede ordenarse y entonces la confusión aparece y no puede «constelarse información» es decir, «refinar la percepción» para establecer una dinámica activa efectiva y resolutoria en lo «real».

Tener información no es lo mismo que constelarla. Constelar información es integrarla y darla una dinámica que es subceptible al momento y tiempo en el que uno vive.

El arte ha sido una herramienta para tratar con la cualidad de «constelar información» , y la creatividad es el elemento fundamental para atender ese paradigma de «fantasia» ,  de realidad potencial no experimentada, para pensar a la propia realidad cotidiana y hacer una inferencia positiva en la misma.

Durante los años 80 y finales de los 90 algunas creaciones fílmicas tuvieron la suficiente «energía psiquica» para constelar información de una forma atemporal. Peliculas como «Cristal Oscuro», «Dentro del Laberinto» y otras, serán comentadas en la sesión. El objetivo del taller es aproximarnos a estas cuestiones para entender el operativo que hace poner en relación a la «imaginación activa» con el «Mito» a la hora de «crear realidad» desde un empoderamiento de la percepción de la persona.