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Introducción al «Símbolo infinito»

Música del vídeo: «Discovery» theme  from Scott Buckley.  www.scottbuckley.com

LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y EL SER HUMANO COMO OBJETO

Era el año 2015 cuando el MUSAC, el museo de arte contemporáneo de Castilla y León en España, me invitó a colaborar en una exposición colectiva comisariada por Juan Guardiola.

La exposición se llama «Colonia Apócrifa» y era una crítica a la producción del arte colonial como propaganda de aquellos que tienen la intención de retratarse por encima de otras realidades culturales a las que se imponen a través de una conquista simbólica.

Se me pidió «interpretar las piezas» a través de mis dibujos que posteriormente serian expuestos a través de una selección de los mismos.  Estos dibujos se conviertieron en una visión alternativa y complementaria de las piezas originales bajo la propuesta de Guardiola y el director del museo en aquel momento, Manuel Olveira.

Cuando me enfrenté a interpretar el sometimiento cultural a través de la «colonialidad» opté en algunos casos por la estética de la «virtualidad». Por ejemplo, había una escultura de una mujer oriental de Filipinas que era descrita como un objeto antropológico de análisis, una visión deshumanizada de una ciencia clasificatoria que trataba catalogar a otro ser humano bajo sus carácteristicas anatómicas utilizando una estética «realista» y descriptiva en su apariencia visual.

Escultura de mujer filipina expuesta en el MUSAC como objeto antropológico y crítica al arte colonial del siglo XIX, año 2015. Exposición «Colonia Apócrifa».

Fue cuando decidí abordar la interpretación de esta pieza colonial creando un dibujo crítico que aludiera a la objetualización clasificatoria de un ser humano bajo el estudio de otros seres humanos que decian ser más «civilizados», aquellos «antropologos» del finales del siglo XIX.

Mi dibujo interpretando esta escultura fue el siguiente:

Está fue mi interpretación. Me decidí instintivamente por una «malla 3D» como si acaso esta definiera una virtualidad objetual irreal de un ser humano al que se le clasifica bajo un catálogo externo. En ese sentido «la razón» estructural de la antropología tuvo unos comienzos controvertidos bajo la óptica actual, los cuales  juzgaban que «sus estudios» podían entender «a priori» a otros seres humanos a través del análisis de sus comportamientos y una disección de sus estructuras culturales para en definitiva objetualizar a los componentes humanos de las mismas.

No ha sido hasta mucho tiempo después que ha podido surgir una «antropología humanistica», pero en el fondo sigue apareciendo una suerte de espejismo en la forma que la «mente occidental» ha tenido de entender el humanismo. Pese cierto romanticismo de la cultura ajena, la visión de los europeos ha permanecido  autocentrada en la época estrella de su colonialismo procedente de los siglos XVIII y XIX, la cual -no- derivó en una convivencia con aquellos pueblos que no tenian su mismo desarrollo tecnológico, sino que estos fueron abstraidos y catalogados como si se trataran de células bajo un microscopio o de un conjunto de mariposas clavadas en una pared dispuestas para su taxanomía.

Llega ahora el momento en el que el karma nos persigue. Aquellas estructuras sistémicas que nosotros entendimos como «disciplinas modernas de estudio» como la antropología, aparecen bajo un nuevo paradigma. El de la inteligencia artificial. 

Es ahora cuando nosotros seremos estudiados, catalogados, clasificados, primero bajo las herramientas aparentemente gratuitas de las «redes sociales» que han creado un Doppelgänger, una suerte de «copia de nuestros espíritus», un doble, una sombra que nos escudriña y que poco a poco va adquiriendo la autonomía de conocer en detalle a su objeto de estudio gracias a los datos que a modo de rastro deja.

Si primero han sido seres humanos los dueños de esas «redes sociales» los que sacan negocio de nuestros datos, vendiéndolos al mejor postor para ser objeto de estudio y uso de «otros humanos», ahora con la llegada de la I.A. no seremos estudiados por humanos, sino por la misma creación que nosotros hemos creado. Podremos potencialmente ser catalogados, clasificados por la I.A. como Cambridge Analitica hizo con el fin de manipular a los potenciales participantes en votaciones, es decir, seremos objetualizados por razones que se nos mostrarán primero como un enigma. Podemos decir que Existe un peligro real de que no terminemos de entender las razones «lógicas» que muevan a la I.A. hacia el estudio del ser humano en un futuro. Dicha falta de entendimiento es inquietante, puesto que es un estudio que haga al ser humano predecible para los fines inciertos de la I.A.

Después de ocho años desde ese 2015 el mundo parece completamente diferente.  Simplemente para entender la velocidad de los acontecimientos en el que nos movemos, incluso este texto a la hora de escribirlo ya me parece desfasado, antiguo, intentando atrapar un entendimiento de una situación que porque parece sacada de lo improbable cada dia se torna más real.

La regulación de la I.A. no solo es complicada, también es urgente, pero puede convertirse en algo meramente estético a nivel legislativo, creando una falsa sensación de «ya lo hicimos», no considerando que estamos tratando con algo dinámico que no podrá ser abordado de una sola vez, dado que en el mundo en el que vivimos da la sensación que la voluntad regulatoria es esquiva. Solamente una conversación profunda acerca de las perspectivas morales, existenciales, del propio ser humano puede darle la posibilidad de seguir sujetando las riendas de su destino.

En 1872, un escritor llamado Samuel Butler, teorizó que las máquinas pudieran acabar creando consciencia por la teoría de la «selección natural» propuesta por Darwin. Un argumento extraordinariamente audaz para la época en la que vivía, una propuesta que parece realmente actual para ser tenida en cuenta.

Dentro de este contexto y para ir acabando, los seres humanos hemos fallado a la «simbiosis cultural» en los últimos siglos, dado que aún seguimos sometidos dentro de la «selección natural del más fuerte» en términos culturales, con el peligro REAL de que si mantenemos esa visión y forma torpe de comprender lo real y crear estrategias geopolíticas desde esa percepción entonces corremos el peligro de la extinción dado el potencial destructivo que las sociedades más avanzadas tecnológicamente tienen. Nos sostenemos en un delicado equilibrio que puede hacerse más precario cuando la I.A. adquiera su total potencial.

Si conseguimos revertir la tendencia natural del ser humano, del primate irracional que llevamos dentro, y conseguimos una «simbiosis cultural» efectiva a nivel planetario, entonces tendremos una oportunidad también frente a la emergencia de la I.A. porque ella, dado que ha surgido de nuestras mentes, no será sino el reflejo perfecto de todos nuestros defectos y virtudes que se expresarán al mismo tiempo. El problema que esos defectos pueden pasar una factura que no deje ninguna vuelta atrás.

Si no logramos revertir la teleología (la finalidad) de las relaciones internacionales en su actual negatividad, entonces tendremos un espejo de I.A. menos agradable, menos simbiótico en términos de colaboración con una sociedad más humana en términos de empatia, dado que las I.As. que surjan serán menos empáticas y serán utiilizadas para fines de tipo armamentístico. Un desastre para todos en el que nadie puede ganar.

Nuestras pasadas tendencias de «objetualización» en nuestra especie no están en aquellas sociedades que eran «poco tecnológicas», sin embargo surgieron  paradojicamente en las «aparentemente civilizadas» y «racionales» , es por ello, que el espejismo de la época «moderna» es el de la «razón elevada e ilustrada» que piensa que lo tiene «todo bajo control» porque se cree superior. Un positivismo ilustrado que sin embargo ha enmascarado su afán colonial, tantigle e intangible, de forma desafortunadamente efectiva en los últimos siglos.

Está en nuestras manos. Estamos en una carrera contra reloj que nos desafía a entender qué clase de I.A. se crearán…  porque en ese espejo, que es la tecnología, podemos caernos y como Ofelia en el lago no volvernos a levantar jamás una vez nos hayamos ahogado en el mismo, a no ser que le pongamos remedio antes.

 

 

 

 

 

 

 

Protegido: Estudio de ondas

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AVATAR Y EL DESEO DE SER PIEL ROJA

Deseo, de ser piel roja

Si uno pudiera ser piel roja, siempre alerta, cabalgando sobre un caballo a todo galope, con el cuerpo inclinado y suspendido por el viento, constantemente sacudido sobre la tierra estremecida, hasta arrojar las espuelas, pues no harían falta espuelas, hasta arrojar las riendas, pues no harían falta riendas, y apenas viera ante sí que el paisaje era una pradera llana, ya sin el cuello y sin la cabeza del caballo.

Franz Kafka (1913)

 

Cuando pienso en la película Avatar no puedo dejar de pensar en la ironía que guarda su mensaje por la técnica involucrada para la realización de la película misma. En este caso el procedimiento ultra-tecnológico para la creación de la misma es exactamente aquello que nos separa del «deseo de ser piel roja» como diría el pequeño e impresionista poema de Kafka.

No deja de ser llamativo que una vez pasan los efectos de la píldora azul visual y virtual volvemos al mundo, que no es precisamente el planeta Pandora, sino la distopia de ese planeta humano dirigido por una industria ultra-capitalista en alianza con lo militar y determinadas corporaciones. Es decir, Avatar no nos dibuja un futuro donde el ser humano es distópico, nos dibuja su presente que ya es distópico en si, esa es la crítica del guión acertada para nuestra situación actual.

Si bien Avatar representa la idea de Edén perdido, es ahí mismo donde radica su enorme éxito para una sociedad que aunque se cree secular sigue soñando con aquello que perdió en un tiempo mítico, es decir, la convivencia sincronizada con el ecosistema planetario. El detalle es que en el pasado le llamamos «Jardin del Edén», condición en la que el ser humano tampoco había encontrado una autonomia frente al «Arquitecto y diseñador» al cargo de dicho jardín y cuyo deseo de conocer donde nos encontrabamos exactamente nos provocó la expulsión del mismo. De estos ropajes estamos hechos y mejor entender que significan, pues de una forma u otra los recreamos en las historias que consumimos seamos religiosos o no, y nuestro inconsciente colectivo tropieza con esa misma historia pero contada de otra forma bajo un contexto de imaginación contemporánea.

La proyección del ser humano actual sobre los «Na´vi» de una forma virtual, que es lo que representa la «sala de cine», y nos habla de que en parte queremos provocarnos lo que Jake busca, es decir, «escapar de ser humanos» a través del deseo de encontrarnos con ese «Adán y Eva» primordiales,  aunque esta vez en el cuerpo de unos extraterrestres mucho mejor adaptados para la vida salvaje que nosotros en la actualidad. Pero que nadie dude que cuando «Jake» se metió en su cápsula de simulación de ser un «Avatar», eso es lo que representaba en esencia la «sala de cine» en la que nosotros estamos durante la proyección. Por ello, la segunda parte quizás es la «autonomia» de Jake como Avatar, pero no la nuestra, dado que nos seguimos proyectando en esa virtualidad, en esa «cápsula de simulación».

De forma similiar podriámos entender que el «Planeta Pandora» es un «Loka», un planeta en el sentido hinduista que puede ser real o un «estado mental», como tal tiene una realidad simbólica pero eficaz para la psique, aunque también guarda cierto tipo de espejismo para los sentidos en todo ese esplendor, un Loka seductor y deseable, pero hemos de indagar si eficaz en la evolución humana actual.

BrahmaLoka, el Loka superior que tiene en su mente el reino celeste donde sus habitantes no conocen la muerte y beben el nectar del Yoga. Aunque los personajes de Avatar si mueren también estan sujetos a resurrecciones y eventos beatificos equiparables a lo que sucede en el Brahmaloka.  Es un tanto triste ver que ese «Edén», que representa el estado mental beatífico, es invadido por una corriente futura de un posible paradigma del planeta tierra, de indole militar-mercantilista, una línea de tiempo desgraciadamente activa en la actualidad.

Planeta «Pandora» un Loka que se asimiliaría  a la tradición del «Jardín del Edén», un espacio de ideal convivencia entre los distintos seres que lo habitan.

Los siete Lokas inferiores son un estado bajo de vibración de existencia, donde el poder y la corrupción estan dominados por la naturaleza territorial de lo reptiliano. Entre ellos Patala Loka y Talatala Loka. Hablemos del Talatala Loka donde vive «Maya», que es el nombre de un demonio que esta versado en la hechiceria de la ilusión.  Dicha hechiceria de la ilusión es la que ha adquirido el ser humano en la actualidad, creando mundos virtuales sobre los que proyectar nuestros mitos consciente, o inconscientemente.  Maya es el temible daimon que tuvo que enfrentar Buda mismo, uno complicado debido al refinamiento de su arte en la construcción de espejismos. Sin duda, la tecnología es uno de las herramientas de Maya para dichas hipnosis y su capacidad de metamorfosis.

De ahí, «Avatar» muestra a un planeta equivalente a «BrahmaLoka» , el paraiso, que se muestra como cuenta la mitología hindú liberado de la opulencia y de los palacios y templos suntuosos que existen en los Lokas inferiores. Sin embargo, debemos entender que hemos los humanos hemos creado la experiencia de «Avatar» bajo los hechizos propios de los espejismos hipnoticos de «Maya», dado que por su naturaleza tiene una via de escapismo estético de una realidad que no nos place. Recordemos que nuestro propio mito del «Edén» pudo ser un «Loka» realizado por uno de los parientes de «Maya» y que en cierta manera estamos todavia peregrinando hacia un regreso a un «estado mental» pero con resonancia en lo real, es decir, que sea un «Edén» en tanto que tengamos autonomia dentro del mismo y no sometimiento a un «programador o demiurgo» que evitaba que accedieramos a ciertos datos acerca de nuestra propia condición, que es en esencia la alegoria al «fruto prohibido».

Dentro de este juego de escapismo estético «Avatar» tiene la buena voluntad de reconducirnos hacia las bondades de una naturaleza idealizada. Nos situamos en la paradoja de que la sociedad que hemos construido navega en dirección contraria al mundo de «Avatar», y que es adicta en proyectarse en lo «que no es» en vez de su esencia misma, detalle que no ha de pasarse por alto dado que habla de la incapaciadad de aceptar nuestra esencia biológica cuando como deberiamos abrazarla hasta la última célula. Es decir,  nuestro estado actual forma parte de la energia de «Maya» dado que se proyecta en algo que nuestra energía psiquica no es capaz de adquirir en este nivel de consciencia. Somos capaces de imaginar «Pandora», pero vivimos dentro de la «caja de Pandora», hasta que la desactivemos, puesto que son los «Lokas» inferiores que han establecido su reino aquí entre nosotros, pero sobre todo en nuestras mentes, desde donde proyectamos la realidad.

La cuestión es que es poco probable que en la realidad actual pudieramos deconstruir tanto nuestra inercia social como para vivir en el mundo de los «Na´vi». Todos sabemos eso, y todos lo intuimos de alguna manera dentro de nosotros, aunque lo deseamos, sabemos que no prescidiramos de aquello a lo que nos hemos acostumbrado en nuestras vidas cotidianas, internet, el móvil, el supermercado, el gas, la vitrocerámica… etc… Pero eso no quiere decir que la «Tierra» pudiera evolucionar hacia otros «Loka» o «estados de consciencia», sin embargo, es un proceso lento de entender donde se han ido atascando nuestros procesos perceptivos para desincronizarnos tanto con lo que nos rodea. Mucha memoria acerca de nuestra propia historia también ha sido compartimentada en credos aparentemente diferentes que guardan raices comunes. No creo que el objetivo de la evolución humana sea volver a la utopia del «buen salvaje», pero si que hay algo relacionado con la fragmentación cultural que hace que no interpretemos bien nuestra relación con el organismo vivo planetario dentro del cual vivimos.

En ese sentido, el «Edén» de Avatar es válido para los Na´vi imaginados por Cameron, pero no tanto para los seres humanos del dia a dia aquí en la tierra que se proyectan en una especie de nostalgia cósmica y que además son presentados por Cameron como «ya caidos en el pecado de la separación con la naturaleza». Aunque no le falta razón, ya que es una de las firmas identitarias de nuestra especie sobre todo en esta época post-industrial, antes que aceptar dicha sentencia como irrevocable quizás deberiamos buscar las respuestas en nuestra propia sabiduria olvidada y no en planetas virtuales alienígenas, propias de los espejismos de «Maya» que emanan de una fantasia interior que bien sabe mezclarse con nuestros anhelos subterraneos del inconsciente colectivo, a no ser de que dichas metáforas puedan transportar la consecuente carga mítica con la suficiente finura como para redimir la percepción a través de una buena reminiscencia.

De la misma manera que el ser humano soñó con volar y lo hizo, ahora sueña con las estrellas, pero cada vez vive más dentro de la «Caja de Pandora planetaria»  donde todos los males parecen a punto de desatarse, sin hacerlo del todo pero mostrandose con contundencia dramática cada cierto tiempo que da pensar sobre si alguna vez saldremos del planeta para explorar y no para escapar de nuestro propio desastre, situación no deseable y que habla de no haber resuelto nuestro propio mito.

La posibilidad de explorar «Lokas», planetas o estados de consciencia en un futuro, no es algo que deberiamos descartar de plano, sino que quizás forma parte de los propósitos del ser humano. Sin embargo, en un «Loka», «estado de la mente» como el que propone Avatar jamás podriamos hacer eso, es decir, sin tecnologia no podemos explorar el espacio ni conocerlo, ni escucharlo.  La cuestión es como reconciliamos el aspecto de la sincronía con el ecosistema planetario y poder soñar con las estrellas de una forma no invasiva. No toda tecnología es «Maya», ni todo «Maya» o espejismo es tecnológico, existen otros puramente perceptivos.

Cierto, que Cameron desea que nos proyectemos en los Na´vi para inspirar nuestro espíritu hacia una vuelta al Edén, como una suerte de redención, ¿pero podríamos?, ¿dejariamos de soñar con las estrellas o de construir radio-telescopios sin más? Por otro lado si Cameron estuviera en lo cierto, bajo la perspectiva militar-capitalista de Avatar ¿para qué querriamos ir? ¿para estropearlo?  Como decia el escritor de ciencia-ficción Stanislaw Lem «No queremos otros mundos, queremos espejos», y ahí radica nuestra fatalidad, porque la globalización se ha construido en ese paradigma de «productos que le hacen ser lo que es» que llevariamos hasta el fin del mundo y a otros más allá.

Así que «Avatar» puede ser un escapismo estético que es conveniente para el sistema mientras nos habla de las bondades de un cambio de paradigma controlado por el poder, también estético y no real, en una suerte de paradigma de «Maya» actual que nos da un «Soma» fílmico donde aliviar nuestras ansiedades, critica la condición actual pero no ofrece una razón mítica de la caida del Edén.

Avatar pudiera ser una reflexión acerca de la pérdida de la naturaleza primordial del ser humano, y dicha evolución no sería sino la búsqueda del retorno al paraiso edénico pero sin un dios panóptico que nos recompensara en nuestra obediencia como sus productos de la marca «Acme Dios S.A.» La ironía es que (miticamente) al salir de ese «Paraiso» que era el Edén, creamos la tecnología, en la que «Maya» (la parte de nuestro interior que ama lo ilusorio) se apoya para construir espejismos y de nuevo evocamos a ese «Edén» que prescinde de tecnología pero es recreado desde la técnica. Es una paradoja extraordinaria, pero asi somos.

A ser posible una eficaz vuelta al Edén seria en la perspectiva una la consciencia acerca de encontrar una forma de sincronizarnos con los misterios de nuestra propia Pandora o Solaris, es decir, los nombres que los escritores de ficción han encontrado para llamar a la «Tierra». De hecho algunos de los sistemas míticos y filosóficos de conocimiento que sostenemos en este planeta desde el pasado tenian la intención de propiciar realmente eso, la vuelta al Edén, al Anima Mundi o Alma del Mundo, que fue muy real para aquellos sabios, bajo un paradigma de estructura armónica que contenia las monadas de lo real, cosas así no interesaba que estuvieran en los textos bíblicos, aunque luego lo utilizaran, desde luego.

Dicho esto yo no quisiera ser un «Na´vi», o un «piel roja» , aunque dicha perspectiva de libertad salvaje jamás dejará de ser atrayente por la tecno-burocracia laberintica inhumana actual que en sus bondades legislativas nos quiere usar como ratas de laboratorio dado que nuestro Loka actual sí está dominado por «Maya», hasta que lo desemascaremos totalmente, ya que nos tiene bien envueltos en distintas de sus capas ilusorias perceptivas, y muchas pelís también lo son. Me gustaria percibir a ser un humano que pueda dirigir sus pasos más allá de la amnesia acerca de lo que perdimos y que no quiere prescindir de la técnica pero si soñar que podemos utilizarla no para «escapar de lo real», sino para descubrirlo y revelarlo en su esencia para entender e integrar lo que todavia desconocemos de nuestra «Pandora» planetaria, un enigmático planeta al que creemos que conocemos pero como todas las relaciones mal llevadas se basan en suposiciones y no en el deseo real de conocer a quién decimos amar.

Avatar no habla de Pandora, habla de lo que pasa aquí y ahora, de una memoria olvidada de nuestro propio pasado, de un desconocimiento de lo que creemos conocer como entidad de ecosistema planetario, de una separación de relación en nuestra «inteligencia» al respecto de la «sabiduria» que está sincronizada con la naturaleza y sus ritmos. En ese sentido no deseo ser Na´vi, sino un humano hacia un «Loka» que merezca la pena donde el espejismo y la hipnosis no sea moneda de cambio y sin sentir vergüenza ni culpa de ser lo que somos, recordando qué y quienes fuimos en realidad, para volver a ser, un dia, tal vez, humanos de verdad.

 

Conferencias en el IBO de León

 

Este año 2022 he comenzado una serie de conferencias en el IBO de la localidad de Cistierna en la provincia de León.  Mi primera charla fué acerca del simbolismo asociado al Grial. La segunda acerca de los «Mitos del origen en el Mediterraneo oriental».

 

 

 

 

Conferencia en el Ateneo de Madrid 2022 – Símbolo, arte y ciencia.

La conferencia tuvo lugar en Madrid el dia 17 de octubre del 2022. Si quieres más información y ver el vídeo de la misma pulsa en la imagen.


Simbolo: ¿Un lenguaje universal?

Planteamiento utópico:

Viaje en el tiempo hacia el futuro, ¿un futuro de Paz o es un futuro inestable?

 

¿Como se llega a ese futuro de Paz?

 

Peligro: las inercias del inconsciente colectivo

 

¿Como se construye una arquitectura de Paz donde los seres humanos no son meros objetos de consumo?

 

 

La imaginación colectiva ¿tiene una arquitectura interna? ( sin duda )

 

Navegamos en ella mientras dormimos y durante el estado de vigilia.

 

¿Son los símbolos la arquitectura interna donde navegamos dentro del inconsciente colectivo todos los dias? ( Así es )

 

Cuando hemos imaginado o sentido un tiempo en paz en el futuro ¿Como hemos llegado a imaginarlo?

( Porque este está dentro del operativo de nuestro sistema arquetípico de simbología universal )

 

¿ Qué es la realidad sino un conjunto de simbolos?

 

¿De que sirven todos los adelantos tecnológicos del mundo si nos odiamos entre nosotros?

¿Existe una tecnología «del pensamiento» a la que no estamos atendiendo?

 

Existe un lugar en el espacio-tiempo (dentro de nuestra mente – Kala-chakra) donde los símbolos no son usados para confrontar  al ser humano sino para ayudar a que este se conozca así mismo y al vínculo que mantiene con lo sagrado de la naturaleza. 

 

Problema:  muchos símbolos son las sombras de la Caverna en el mito de Platón. 

SIMBOLISMO Y TRIBALISMO

Desde hace mucho tiempo existe un peligro grabado en el símbolo, su mal uso lleva a los desastres, a lo peor del ser humano, a su reverso, a su animalidad, y a su peor dimensión de existencia.

Hay una dimensión tribalística en el símbolo, que si es usada como tal se vuelve una señaléctica grupal de aceptación o rechazo, de «marca» para diferenciar y señalar. Tal acontecimiento es lo más nefasto que le ha podido suceder a la esencia de lo simbólico pues no tiene nada que ver con la esencia misma de la simbología, la cual, en su etimología establece el «hacer puentes», o «unir» para crear unidad. Un símbolo unido a una tradición filosófica jamás deberia ser utilizado para hacer crecer nacionalismos o grupos territoriales.

Es por ello que se desconoce en esencia esta cualidad del símbolo en la época actual, el cual sigue siendo utilizado como un «signo» como una «marca» como un gráfico que es usado para identificar a «aquellos que son de los mios» y «quienes no lo son».

Como investigador de lo simbólico sé que distintos poderes, paises y dirigentes de este mundo han usado, usan y usarán al símbolo como un arma para piratear comportamientos humanos y crear odio, discordia y violencia entre las culturas. La división  de los seres humanos en idelogías, creencias e identificaciones psicóticas que son exacerbadas por el uso del símbolo son un desastre siempre.

Desgraciadamente esta es la visión común del símbolo, pero existe otra visión latente, oculta no porque se esconda, sino porque el ser humano no es capaz de apreciar su belleza. Hace mucho tiempo el símbolo se utilizo como puente del ser humano con la conexión de su verdadera esencia y naturaleza.

La filosofía ancestral adivirtió este «olvido de ser», y se sirvió de lo símbolico para recuperar la «memoria perdida» de conexión con el Cosmos, la naturaleza, el Ser.

Sin embargo, el lado oscuro del ser humano, el ego manipulador y maquiavelico, sabe y siempre intentará usar a lo simbólico como una herramienta para dirigir al incosciente hacia un destino fatal, lo cual tarde o temprano se convertirá en destrucción. Durante siglos todos los seres humanos hemos sido víctimas de esta instrumentalización que quiere servirse de la «metafísica simbólica» pero la tuerce, la compartimenta para hacerse con la energía del ser humano que es desperdiciada en las confrontaciones producidas por el odio.

Esto ya fue conocido por Heidegger, el cual, desdeñó la metafísica y el puente con el Ser según Platón y los Pitagóricos, substituyendola por el poder maquievelico de la historia, en la que el Ser humano navegará una y otra vez dando círculos siguiendo una linealidad de venganza eterna en los sucesos que los paises se han inflingido los unos a los otros durante los sucesos del tiempo cronológico.

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Mariner 9

 

Tendencias 21 – reseña