Hay imágenes que hablan por si mismas.

De hecho hay imágenes que nos muestran un camino, que aún siendo de una sabiduria muda, en su silencio nos abren las puertas de la percepción.

La unidad es un concepto olvidado en el mundo actual, el uno entendido como el lugar de centro, de Vórtice, es la clave para que entendamos aquí la cualidad del ser interno.

El camino hacia el encuentro con el Uno siempre, en mi opinión, es diferente en cada caso. Los sistemas de creencia han tratado de dar «formulas» o rituales para ello. Pero el camino de la cualidad tiene su propia inteligencia y pide ser descubierto con paciencia, cuidado, suavidad. El uno como un agente de inteligencia inscrita en la propia naturaleza crea sus formas y reglas al margen de la voluntad del Ser humano que se piensa como el centro del universo. Que ironia es descubrir que la unidad es precisamente hacernos humildes ante las diferentes formas de como la verdadera creadora, la naturaleza, tan rica en sus matices.

El conocimiento humano ha evolucionado porque ha sido capaz de hacer ingenieria inversa de aquello que ha observado previamente en el mundo natural. Sin embargo la creación de tecnología no asegura la perpetuación de ninguna civilización, pongase Roma como ejemplo. En cambio el entendimiento de como podemos alinearnos con el Vórtice como cualidad de ser que se manifiesta en la propia naturaleza, puede hacernos más sincrónicos con nuestra convivencia dentro de la misma. Conocer la naturaleza es sincronizarnos con ella de una forma armónica, no en el camino del hambre de consumo de la sociedad industrial. El deseo de innovar es positivo, pero la gula ciega de crear cosas dentro de un mercado solo para que sean consumidas y produzcan una ganancia que será pérdida por su obsolescencia programada, eso no lleva a ninguna parte. Se pueden hacer mil inventos, pero solo unos pocos son los que nos aseguran la prosperidad, y también libertad ciudadana.

La unidad entendida como la esfera, círculo, punto, vórtice, conceptualmente tiene sus equivalentes geométricos, que emanan saber, posibilidad de aprendizaje.

El dibujo técnico, es un concepto erroneo, ya que deberiamos estar hablando de «dibujo orgánico». Es decir, meditar y conocer las formas con las que la naturaleza Crea. Ahí es nada. En esencia, la sociedad industrial perdió la conexión interna de entender que su relación con el entorno se basa no solo en un equilibrio, sino en una posibilidad de Ser y vivir. Hay muchas formas de vivir, y lo ideal es preguntarnos que nos lleva a alejarnos de la mera superviviencia, ya que en ella no hay conocimiento, solo competición por los recursos.

Creo que es posible que el Ser humano evolucione su percepción para sincronizarse de forma cualitativa con el entorno al que debe la vida y alimento, siendo parte del ecosistema. Más allá de una interpretación meramente ecológica, lo que se abre es una reflexión sobre como se construye el conocimiento y como se ejecuta su praxis.

Cuando descubrimos la Unidad, el átomo de hidrógeno, fue para inagurar su descubrimiento con una bomba terrible. Me refiero a que nuestra forma de aproximarnos al descubrimiento deberia ser otra que no estuviera mediatizada por el temor, o la confrontación, porque también la relación que establezcamos con dichos descubrimientos serán vividos bajo otro espectro de emociones más en concordia. A menudo la emociones involucradas en un descubrimiento o innovación determinan su próposito y uso, esto es no siempre beneficiosos para la sociedad que los consume.

La meditación nos demuestra distintas capas de percepción, y una posibilidad para vivirnos sin la inercia del diálogo interno, sin la mente, sin el Logos imponiendo su juicio constante. No es fácil, pero cuando superamos los espejismos del parloteo interno ganamos en foco.

El proceso de relacionarnos con la Unidad, será en tal caso un proceso de dynamis, que decia Jung, un movimiento que ajustado a la velocidad de la carretera de la percepción donde nos hayamos puede ser navegado con eficacia. Cuando queremos llegar a un sitio avalanzarse con muchos pensamientos no siempre es el camino más adecuado, sino que vamos adaptando el instante presente al «asfalto» (circunstancias de nuetras vidas) , tratando de encajar todo cada vez con más fluidez.

En la exposición de Pleroma Cuántico realizada en la universidad, desde un ángulo la figura crea la sección decagonal que existe en el ADN vista en su sección de alzado.

Entender la propia arquitectura del ADN nos presenta precisamente un camino de entender que geometría nos define y porqué.

Todos somos ADN, en un proceso de epigenética, de posibilidad de cambio y adaptación.