La vida de Cristo es un enigma.

Más lo es la última cena. Los símbolismos asociados a la misma que nos legó parecen crípticos de alguna manera.

«Este es mi cuerpo y esta es mi sangre» dice Jesús respecto al «pan y el vino». A lo primero que uno pudiera remitirse es a la tradición de Melchizedek (o Melquisedec) descrita en Genesis 14:18–20, rey de Salem y sacerdote de «El Elyon», una deidad fenicia-cananita y contemporánea a Abraham.

Es decir, que Cristo se sostiene, o se vincula, a una tradición que tiene 2000 años anterior a su existencia  cuando se remite (sin nombrarlo, es decir, de forma discreta) a la liturgia de Melchizedek. Subrayando con sus palabras en la última cena toma ese simbolismo de referencia por alguna buena razón y con lo que parece su «propia variante», cuando expresa: «mi sangre y mi cuerpo».  Podemos abrir una hipótesis, sabemos que el culto a las diosas del cereal semíticas, sobre todo con los sumerios, fueron similares posteriormente a las de los Misterios griegos. La desaparición de Asherah, que estaba asociada al «arbol de la Vida», y por lo tanto vinculada a los misterios de la tierra y lo celeste, deja un gran hueco para poder entender bien las liturgias que en la antigua tierra de Cannán se dieron lugar. Deméter, Isthar, Astarte, Asherah, Isis, evocaban a los misterios de la muerte y resurreción.

Las asociaciones al griego como «Alpha y Omega» en el Apocalipsis no son menos enigmáticas por parte de Juan respecto a Cristo. Si esto es asi ¿pueden el Pan y Vino codificar precisamente deidades simbólicas de la época activas en los cultos del mediterraneo oriental?

No es la primera vez que se apunta a la relación de «Baco» con el vino en la cena de Cristo. Por supuesto se descarta cualquier cuestión referente a simpatia por lo meramente etílico…tenia que haber algo más… ¿entonces? ¿Estaba tomando Cristo la posición de Orfeo o es otra cosa? ¿Podemos atribuir esa intención clara de correlación en la expresión simbólica? El etimólogo (a veces polémico) Jorge M. Ribero-Meneses nos recuerda el siguiente objeto arqueologico en su libro «Cristo es Adán», (página 91)

 

En la época anterior a Cristo,  la forma sacrifical ya se había vinculado a la cruz, una posible substitución de la muerte de Osiris que en este caso se vincula a Orfeo, el cual es dado muerte por las bacantes al expresar simpatia por el culto a Apolo y sentirse despreciadas por él, que estaba doliente por la pérdida de Euridice y no estaba para bacanales. Además también en Roma se dio un culto que se basó en la dimensión material con el sacrificio al toro, mezclando a Baco y a lo Mitriánico, basado en la «sangre y vino» pero que fue utilizado principalmente para lo militar, aun reconociendo el legado oriental. Estos cultos, pese a las coincidencias conceptuales, denotan una distancia con la dimensión metafísica y teológica de la «última cena».  ¿quieren decir estas coincidencias que Jesús no existió? El pirateo teúrgico indica que Jesús existió, pero no de la forma tradicional que nos han contado.

Desde tiempos anteriores a Cristo los misterios del vino estaban asociados a otra clase de procesos, porque como decía Ulises, los Cíclopes eran salvajes porque «no sabian hacer vino». ¿Qué secretos podía guardar más allá de sus vertientes espirituosas y etílicas puramente superficiales? Los alquimistas, intérpretes del lenguaje de lo divino en mediación con la materia, trabajaban la destilación del vino, extrayendo el «alcohol» del mismo, una sustancia in-flamable, con fuego potencial dentro de si. Aunque «alcohol» no era originariamente eso, sino el Kohl procedente de Egipto.

Al mismo tiempo el cereal, el pan, estaba asociado a los misterios de las diosas del cereal, Demeter y Perséfone.

La frase «Este es mi cuerpo y esta mi sangre», entonces, si tuviera una interpretación más allá de la nomenclatura hebrea tradicional y se puede vincular al saber mixto cosmopolita alejandrino, fenicio y semítico, podría traducirse como «Esta es mi luz-fuego en la sangre y mi diosa está dentro de mi» , ¿era esta una forma de vincularse a una especie de Hermes que trataba de redimir al olvido de la materia, el rescate a Perséfone? En la última cena de Leonardo Da Vinci, María Magdalena asociada a este misterio equivaldria a la manifestación encarnada de la misma Diosa, Demeter o Perséfone, el Pan, el cuerpo místico mezclado con la luz del espíritu atrapada en el vino. Tendemos a realizar una interpretación puramente hebrea, como no contaminada por otras culturas, pero eso es una suerte de espejismo interpretativo. El uso del griego koiné para crear la mayoria de los textos biblicos, el uso de los términos «Tártaro», «Eucaristía» o «Liturgia» también son griegos, por no hablar de la mezcla de Sofia con la propia literatura cristiana, hablan de una mezcla con conceptos operativos en el mediterraneo oriental.

Parece que hubiera un eco con los Misterios Eleusinos derivado de lo semítico, del rescate de la Diosa a través de la luz latente en la alegoría de la sangre-vino, pan-cuerpo, del Pantocrator, el Cristo.  Existe algo de polémica en la traducción griega de παν- το- κράτωρ, como  Pan (todo) to (el) Krátor (poderoso), sin embargo la última parte de «Kratór» se tiende a traducir así creando el término «todopoderoso» en referencia al Cristo , pero ese término en realidad proviene de la terminología κρατω (mantener, sostener) de ahí que este relacionado con κράτηρ, Kratir, es decir Crátera, la vasija y ánfora ritual.  Por lo que Pantocrator se entiende también como «Todo lo sostenido» o  «Todo en la Crátera».  «Pan» era una deidad de Arcadia, hijo de Hermes o de Zeus, y ahora mismo se sostiene la memoria etimológica del mismo en términos latinos, es  el «pan» y trigo, la antigua Demeter vinculada a Perséfone y a los cultos de la agricultura enseñada por Orfeo y asociada a los misterios del vino por Dionisio. Mientras, Crator significa, «sostener, mantener» y «Crátera». Una Crátera desde luego metafísica,  que representaba el Nous y la Naturaleza, unión de cielo y tierra,  una destilación de esa combinación que también resuena con el «Kli» hebreo.

Pintura de Thomas Cole, siglo XIX

 

Cratera… Cratera… Estos misterios se codificaron en el lenguaje de las estrellas, de lo celeste, el antiguo dios Urano, separado de Gea, y Cristo, se convirtió en un «Cronos» (hijo de Urano y Gea) aparentemente sublimado, dado que el tiempo ahora parte de la fecha de su muerte, sin embargo, su mensaje no parece integrado, por lo que esa «sublimación» no parece completa o la respuesta está en otro lado. El cristianismo es un tiempo abierto hacia el futuro sin resolución concreta, ¿o si?. El tiempo es potencial y en realidad muchos avatares han marcado un ciclo axial, cada uno en su lugar. Pero en cierta manera esos diferentes «ciclos axiales» hoy en dia se encuentran en conflicto, porque pocas veces se destila el principio de búsqueda de recuerdo en la unidad, donde los «yo» identificados con cada «cronos» o «cronología» toma su ciclo axial como la única realidad y la mejor, cuando en esencia todos se han influido entre ellos de una forma u otra en la historia de la configuración de la noosfera planetaria (el plano colectivo del mundo de las ideas) bajo los términos expuestos de Vladímir Vernadski. Dicha ruptura y fragmentación actual dentro de la noosfera, crea por desgracia dolor y pulsos en las supuestas legitimidades simbólicas que se separan de similares representaciones y nomenclaturas (por ejemplo, la palabra “ܐܠܗܐ” (Alaha) en arameo antiguo significa «Dios» vinculando así al Cristianismo y a parte del Islam,)  Dichas concepciones trataban de rescatar a la percepción mezclada en la experiencia material, y confunde al ser humano como entidad separada del resto y de la naturaleza.

Jean Thenaud. La cábala cristiana. Cristo con Ouroboros, como «Cronocrator».

 

Dentro de ese tiempo lineal hay algunas cuestiones para nuestra cultura occidental… No basta con sostenerse a través del tiempo cuando este guarda un enigma, un eco del origen de su medida  ¿es el corazón del Cristo el tiempo de eternidad, o tiempo Aiónico? ¿es Hermes el rescatador de Perséfone un camino hacia Aion? Puede que si, pero no quiere decir que sea una via exclusiva. Si es así…. entonces ¿qué media? Media Sofia en nuestra psique o Alma, media Perséfone sublimada o rescatada, media la «corrección del ver» sobre el mundo. Media ver a la Materia como Mater divina, pero como reflejo de aquella concepción original que brota más allá de lo visible.

Ahí entra Platón como uno de los filósofos que mejor dejó por escrito un sistema que permitia ver con claridad estas cuestiones, por eso fue absorbido dentro del Cristianismo y también por eso Ireneo dijo «Platón conoció a Dios» , aun dibujando de forma difusa la filosofía del mismo, puesto que ocultaron su sistema armónico y se lo guardaron para ellos. Una iglesia inerte como la actual arrojada al automatismo, no es capaz de ver ni entender estos paradigmas. Toda «cronología» de cada cultura en el planeta (como espejismo temporal) participa de la «noosfera» común articulando cada una su propio mito y arquetipos. Ahora la propia ciencia es coincidente con la visión sesgada que nuestros sentidos tienen para poder interpretar de forma eficaz «lo real», la caverna de Platón, y Sofia, como Perséfone, guardan al rescate de una conexión que una al  co-razón, intuición (saber noético) y espíritu, como un eje de construcción y escalera hacia el cielo dentro de cada uno de nosotros y puente hacia las otras realidades de la noosfera, para que un dia pueda sanarse sin fisuras y pueda permitirnos convivir en paz.

Feliz solsticio y,  retorno de la luz, 2023- 2024

Representación de Sofia en la iglesia ortodoxa