«El olvido de Ser» no es un artificio filosófico o una curiosidad intelectual. El olvido de Ser, no puede ser concebido sin el recuerdo de la estructura armónica de lo que nos rodea. Si el puente hacia el Ser no es recuperado, el artificio ideológico hará a las culturas identificarse con las narraciones de sus heridas históricas, dando vueltas en la lavadora de Cronos, castigandose entre sí.

El olvido del puente filosófico hacia ese recuerdo común del ser humano, de su chispa primordial, le hace más maleable, le separa de su búsqueda de unión.

No es retórica, no es lenguaje, es aprender a ver la estructura común a lo real que es compartido por cualquier ser humano. Más allá de las aparencías… del dolor, existe un eco de principio común, de esencia que ha de ser recordada y rescatada que posibilite una convivencia eficaz. Si el ser humano ve esto como algo anecdótico se falla a sí mismo, y falla a su futuro potencial armónico, substituyendolo por algo peor. El rescate de esa memoria primordial armónica es algo coral, un individuo sólo es difícil que consiga algo.

El cuerdo es aquel que recuerda.

En este mundo de locos cargado con sus radicales razones