Desde hace mucho tiempo existe un peligro grabado en el símbolo, su mal uso lleva a los desastres, a lo peor del ser humano, a su reverso, a su animalidad, y a su peor dimensión de existencia.

Hay una dimensión tribalística en el símbolo, que si es usada como tal se vuelve una señaléctica grupal de aceptación o rechazo, de «marca» para diferenciar y señalar. Tal acontecimiento es lo más nefasto que le ha podido suceder a la esencia de lo simbólico pues no tiene nada que ver con la esencia misma de la simbología, la cual, en su etimología establece el «hacer puentes», o «unir» para crear unidad. Un símbolo unido a una tradición filosófica jamás deberia ser utilizado para hacer crecer nacionalismos o grupos territoriales.

Es por ello que se desconoce en esencia esta cualidad del símbolo en la época actual, el cual sigue siendo utilizado como un «signo» como una «marca» como un gráfico que es usado para identificar a «aquellos que son de los mios» y «quienes no lo son».

Como investigador de lo simbólico sé que distintos poderes, paises y dirigentes de este mundo han usado, usan y usarán al símbolo como un arma para piratear comportamientos humanos y crear odio, discordia y violencia entre las culturas. La división  de los seres humanos en idelogías, creencias e identificaciones psicóticas que son exacerbadas por el uso del símbolo son un desastre siempre.

Desgraciadamente esta es la visión común del símbolo, pero existe otra visión latente, oculta no porque se esconda, sino porque el ser humano no es capaz de apreciar su belleza. Hace mucho tiempo el símbolo se utilizo como puente del ser humano con la conexión de su verdadera esencia y naturaleza.

La filosofía ancestral adivirtió este «olvido de ser», y se sirvió de lo símbolico para recuperar la «memoria perdida» de conexión con el Cosmos, la naturaleza, el Ser.

Sin embargo, el lado oscuro del ser humano, el ego manipulador y maquiavelico, sabe y siempre intentará usar a lo simbólico como una herramienta para dirigir al incosciente hacia un destino fatal, lo cual tarde o temprano se convertirá en destrucción. Durante siglos todos los seres humanos hemos sido víctimas de esta instrumentalización que quiere servirse de la «metafísica simbólica» pero la tuerce, la compartimenta para hacerse con la energía del ser humano que es desperdiciada en las confrontaciones producidas por el odio.

Esto ya fue conocido por Heidegger, el cual, desdeñó la metafísica y el puente con el Ser según Platón y los Pitagóricos, substituyendola por el poder maquievelico de la historia, en la que el Ser humano navegará una y otra vez dando círculos siguiendo una linealidad de venganza eterna en los sucesos que los paises se han inflingido los unos a los otros durante los sucesos del tiempo cronológico.